Panorama desalentador

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Escrito por:

Jorge García Fontalvo

Jorge García Fontalvo

Columna: Opinión

e-mail: jgarciaf007@hotmail.com



Los hechos de los últimos días hacen suponer que una época de violencia mundial sacudirá aún más la esperanza de los pueblos. Solo basta observar el panorama que se percibe actualmente en diferentes regiones del planeta, para concluir que lo que se avecina afectará incuestionablemente la tranquilidad de las personas.
Guerras por doquier "por causa de la locura religiosa y la estúpida revolución, así como también para favorecer la corrupción, establecer proyectos políticos autoritarios, sostener la integridad de los mercados fraudulentos, o imponer por la fuerza las ideas ennegrecidas de unos pocos", ocuparán las primeras planas de los periódicos en los próximos años.
Los actos dementes han dominado el corazón del hombre desde el inicio de los tiempos. No es suficiente con disfrutar lo que se tiene, sino que es necesario imponer por la fuerza los pensamientos que dominan el insano proceder de la humanidad.
No hay sitio seguro en este mundo, porque la violencia domina de norte a sur y de este a oeste. Todo lo que circunda las comunidades persigue sentimientos mezquinos que induce a atentar en contra de los semejantes.
En Ottawa por ejemplo, un tiroteo en el parlamento canadiense desencadenó una serie de situaciones incomprensibles para los ciudadanos de uno los países más tranquilos del mundo. El terrorismo y la locura religiosa otra vez al ataque.
La reelección de Dilma Roussef en Brasil, por otra parte, hace tambalear los mercados. Por alguna razón la empresa privada teme el desempeño de la mandataria reelecta. ¿Será que ese temor esta fundamentado en la posible limitación de los beneficios de las grandes corporaciones, y en que se centre la política estatal en la solución de las necesidades más apremiantes de las poblaciones vulnerables?
Ni para que profundizar en el conflicto palestino-israelí. Los hijos de Abraham, al parecer, nunca terminaran entendiéndose. Todos quieren a Jerusalén, la ciudad sagrada para judíos, musulmanes, y cristianos. Todos desean el trofeo. Que cosa tan complicada, no pueden vivir como hermanos (al menos como conocidos), o siquiera tratar de entenderse como seres racionales.
Afortunadamente solo existe una Jerusalén. Se imaginan una ciudad de esas en cada país. Seguramente ya no quedaría ni un solo hombre en pie sobre la tierra, porque nos hubiésemos matado tratando de preservar egoístamente un montón de piedras que a la final nada significan.
Ofrezco disculpas a aquellos que puedan sentirse ofendidos con mis palabras. No intento atacar las sanas creencias de los demás, simplemente acudo a su sano intelecto para que recapacitemos y tomemos conciencia de que no es necesario matarnos sin razón alguna. Nada sobre esta tierra, o fuera de ella, debe inducir al hombre a atentar en contra de quienes comparten con él este mismo mundo.
Y que me dicen de la situación que viven ciertas comunidades asentadas en siria y el medio oriente. Los kurdos, piden a gritos apoyo de los pueblos vecinos ante el acecho inescrupuloso del grupo terrorista denominado estado islámico. Que vaina, esto es una locura que no tiene sentido.
África no se queda atrás. Además del subdesarrollo, la miseria el hambre y mil plagas más, los amigos del continente africano, en Nigeria específicamente, retoman las banderas de la violencia política y religiosa como su caballito de batalla.
Para terminar, no podemos dejar de mencionar lo que sucede en la ciudad que nos ve crecer. Santa Marta es considerada 32 entre las ciudades más violentas del mundo. Un reconocimiento que seguramente a los samarios nos gustaría ceder. Aunque Santa Marta no se distingue como ciudad sagrada, ser fortín de la revolución, o de la política demente que domina en otras regiones, es sin lugar a dudas, un ejemplo palpable de anarquía e incompetencia de la clase dirigente.
En mi querida ciudad, hoy nos matamos por un celular, un par de zapatos, o por miserables dos mil pesos. La delincuencia se tomó las calles, y la violencia se propaga rápidamente de un lugar a otro sin que nadie tome en serio lo que eso representa. Quizá algún día dejemos de pertenecer al glorioso grupo de las cincuenta más violentas del mundo. Igual que ustedes también lo espero.
Bueno, pero para ello es necesario evitar a los personajes que gobiernan abusando de la fuerza y el poder. Mucho cuidado porque aunque falta un año, ya se filtran los nombres de algunos candidatos interesados en maltratar aún más a nuestra querida ciudad. Ojo, después no digan que no se los advertí.



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