Los resultados de la primera vuelta electoral dejan claro que el péndulo está de regreso a aquel punto que, por ningún motivo, debió abandonar.
Durante estos cuatro años el doctor Santos echó por la borda los logros exitosos de los ocho años de gobierno del presidente Álvaro Uribe Vélez y traicionándolo, al igual que a millones de electores, se dio a la tarea de hacer todo lo contrario de lo que prometió al país. Una auténtica estafa política.
La revista Semana, áulica del gobierno y del presidente, apenas sí le daba un punto de ventaja al candidato Oscar Iván Zuluaga, 29.51 %, sobre el doctor Santos, 28.5 % y así lo destacó en primera página, edición 1672, mejor dicho amañó las cifras a favor de Santos y de ello da cuenta el resultado que terminó dándole fuerte ventaja al candidato Zuluaga del 29.2 % sobre el otro, 25.6 % en la primera vuelta. Bueno, sí, sobre ¡el otro!
Ante esto los periodistas cortesanos, no todos, han empezado a recoger velas y ahora tratan con distancia y respeto al candidato del Centro Democrático. Los demás siguen en su ley como creyéndose los grandes electores de antaño. No pudieron en la primera vuelta, tampoco lo conseguirán en la segunda. Los electores saben de qué se trata y, teniendo definido el sentido de su voto, se han dedicado al apostolado de convertir a otros a favor de la causa democrática que representa el candidato Zuluaga.
La llegada a la campaña de Zuluaga de la ex candidata conservadora Marta lucía Ramírez, en condición de jefe de debate, es augurio de victoria. Ha llegado al comando de casi dos millones de votos, que son de ella y no de los congresistas tránsfugas y vergonzantes que, de atrás, vendieron la primogenitura por sendos platos de lentejas al doctor Santos, que otros llaman mermelada, canonjías, prebendas, contratos, el asalto sin compasión al erario.
El doctor Santos, cuesta abajo en su partida ha echado mano a todo. Trajo hacia sí a reconocidos comunistas de media hoz y martillo, uno de los más reconocidos el señor Cepeda, a la Unión Patriótica en pleno, algunos rescoldos del Polo, a Petro, lo mismo que al elenco del Proceso 8000, Samper, Gaviria, Cristo, etc., formando un caldo de grillos que el país no se va a tragar, ni como purgante ni como enema, por mucho que ataque "el eslabón perdido".
No sé si a ustedes les ocurra lo mismo. A mí me da pena ajena escuchar los disparates que entre gallos suelta el bravucón doctor Gaviria, emparentados con los sapos y culebras que arroja el candidato presidente, dislates por aquí tergiversaciones por allá. ¡Están más perdidos que el hijo de Limberg!
Tiro al aire: Antioquia no es Sodoma, Medellín no es Gomorra, así que ¡Gaviria, go home!