Más armonía para lograr la paz

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Ramón Palacio Better

Ramón Palacio Better

Columna: Desde el Centro Azul

e-mail: ramonpalaciobetter@yahoo.com



Todos los que habitamos en Colombia sabemos que si es posible que nuestra sociedad viva en completa paz, es posible lograrla, a pesar de las inmensas contradicciones estamos seguros que los colombianos podemos vacunar de más humanidad a la sociedad en general, como igualmente a las autoridades militares, policivas, civiles debidamente constituidas y especialmente a los guerreristas, revolucionarios armados que engrandecieron o empeoraron equivocadamente el conflicto entre los colombianos, pero la paz sólo será posible con la construcción y puesta en marcha de un modelo pedagógico cultural ciudadano humanístico, cimentado de convenientes y educativos proyectos culturales de rechazo trascendental a la violencia existente aun.

La violencia de la que hoy somos testigos todos los colombianos de distintas regiones de nuestro país, es un poderoso mal extendido y endémico que ha estado infectándonos a todos desde hace mucho tiempo; pareciera ser por lo que relata desde el pasado la historia heroica de nuestra nación, que siempre ha existido la violencia, el crimen y el terrorismo entre nosotros, quizá desde nuestra propia génesis como nación sometida a procesos inusuales de aculturación y colonización.

A pesar de ello, no podemos asumir que se trata de una triste realidad que deba continuar o seguir así de una vez y para siempre. Vamos a detenerla violencia, el terrorismo y el crimen, pero para lograrlo necesitamos más dosis culturales de armonía y de más concordia entre todos para lograr la paz.

En nuestro país la violencia y su control en la sociedad siempre ha sido un tema histórico de grandes reflexión filosóficas que proviene de siglos atrás; en donde igualmente la sociología, el derecho y la ciencia política, actúan siempre con el ánimo de exorcizar y expulsar definitivamente las pulsiones agresivas de los seres humanos en distintas regiones y territorios de esta gran nación de Bolívar y tratando de construir ante las distintas generaciones una extendida cultura más humana para lograr la paz y la convivencia solidaria entre las personas.

Debemos impulsar con un especial ahínco un modelo pedagógico cultural ciudadano y humanístico, más actuante en la sociedad colombiana. ¿Usted cree, que los colombianos podemos vivir en paz en cada una de nuestras regiones? Estamos seguros que si contestamos que no, renunciamos de inmediato a nuestras condiciones de humanidad, que debemos asumir a plenitud por nuestra racionalidad inherente, pero por sobre todo, por compasión y especial solidaridad con el prójimo. En Europa dio cuenta a finales del 2013 de una nota presuntamente insólita que no tuvo la debida atención por los habitantes del planeta, ni mucho menos obtuvo la repercusión reflexiva que ameritaba: en Islandia, un país de alrededor de 330 mil habitantes, unos agentes de la policía de ese país tuvieron que disparar contra un hombre de 59 años, quien perdió la vida en dicho enfrentamiento. Lo insólito del asunto, se refiere a que se trata de la primera muerte por disparos de la autoridad policiva en la historia de ese país.

Sin duda es de destacarse, además, que en el comunicado oficial, la máxima autoridad policial islandesa ofreció una disculpa pública y envío un mensaje de condolencias a la familia de la persona abatida. Hay en este asunto una enseñanza mayor: es posible "impregnar" de más humanidad a las autoridades, pero esto sólo es posible cuando se construyen cimientos culturales humanísticos de total rechazo a la violencia, al crimen, al terrorismo, promoviendo e impulsando en todos los rincones de nuestra gran nación, convenientes modelos educativos encaminados a la promoción y heráldica de los mejores valores y principios éticos de la modernidad.

Nos resulta alentador el proceso de paz que adelanta la Presidencia de la República, estamos seguros que con ello se buscará reducir y acabar la violencia a través de acciones culturales, pero lo que debe entenderse bien, es que necesitamos mucho más que festivales folclóricos y grandiosos eventos de alta cultura; sin lugar a dudas lo urgente antes que estas fiestas, se encuentra en el trabajo cotidiano de los ciudadanos, de los jóvenes estudiantes en las escuelas, de la mano con las familias y la comunidad, a fin de lograr que los derechos y deberes humanos echen profundas raíces en la mentalidad colectiva de nuestra nación.

No debemos perder de vista que las amenazas a la cohesión social se encuentran no sólo en las acciones de la delincuencia organizada, sino predominantemente en la violencia intrafamiliar, la violencia escolar y la criminalidad del orden común, la cual ha crecido año con año y se ha extendido ante la mirada impávida y en no pocas ocasiones complaciente de los gobiernos departamentales, distritales y municipales.

Lograr que los jóvenes desarrollen capacidades para la convivencia solidaria, que los mayores, hombres y mujeres podamos tratarnos con más respeto y reconocimiento de las diferencias.

Para que la paz sea asumida como la mejor opción de vida posible dependerá de la capacidad que tengamos para promover una nueva cultura de convivencia, de inclusión y de armonía, porque, como se ha visto, una sociedad en paz sí es posible. Emprendamos pues con especial decoro un modelo pedagógico cultural ciudadano y humanístico, más actuante en la sociedad colombiana y prepararnos para la paz.