Marginalidad y pobreza

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Ramón Palacio Better

Ramón Palacio Better

Columna: Desde el Centro Azul

e-mail: ramonpalaciobetter@yahoo.com



Sociológicamente analizado como debe ser, una persona es marginal cuando verdaderamente está al margen, al borde o límites de una sociedad; ser marginal en Colombia o en cualquier lugar del planeta es estar por fuera de la sociedad en donde habita.

Por supuesto que también está inmerso en las negativas consecuencias y penurias que esto significa. El ser marginal no permite que la persona, la familia, el individuo comparta con los demás las bondades y penurias. Al hablar de marginalidad debemos diferenciar al que la sociedad margina por alguna razón y al que por si solo se auto margina de la sociedad en general.

En los individuos o familias que la sociedad margina, está el ladrón, el asesino, el corrupto, el vende patria, el traficante de drogas, el secuestrador, el violador, el abusador de menores, el terrorista, sicario y quienes actúan mal en acciones maléficas contra el individuo, la familia, el gobierno y el Estado.

Existen también, quienes se marginan así mismo por razones especialmente económicas, educacionales y sociales, sin ser asesinos, corruptos ni ladrones ni sicarios ni terroristas, por la falta de plata y la carencia de ingresos se encuentran obligados a compartir por fuera de la sociedad, su miseria, su hambre, sus enfermedades, su pobreza absoluta, sus necesidades básicas, sus oraciones, su pan de cada día y su escasa sonrisa.

A estas personas y grupos que hacen parte de la sociedad que conformamos, ¿Cómo se les exige identidad nacional?, ¿Cómo pedirles que defiendan a su patria, si es ella misma quien los hace marginales? ¿Cómo pedirles que canten el himno nacional y honren a su patria olvidando sus desgracias? ¿Cómo pedirles que respeten las autoridades si ellos también los marginan? ¿Cómo pedirles a que se detengan a saludar la bandera de la patria, si muchos compatriotas andan corriendo de un lado para otro en busca de sustento diario, sin educación y sin medicina alguna?

Indudablemente estas situaciones extremas de marginalidad constituyen un serio y gravísimo problema que seriamente debilita y golpea contundentemente produciendo enormes moratones a nuestra nacionalidad.

Es preocupante y muy doloroso observar todos los días el ascendente número de individuos nacidos y malcriados en esta su propia patria miles de personas y centenares de familias albergados en enormes franjas de miseria que se agrandan y expanden cotidianamente sin ley, ni beneficio alguno, a pesar de presionar en todos los sentidos, nadie los escucha, ni los atienden como debe ser.

Son cordones masivos de humildes habitantes localizados en las periferias de la ciudad, habitando en las faldas de nuestros cerros, a donde no llega nunca legalmente el agua, ni la luz, ni existe servicio público alguno que transitoriamente los pueda ayudar a solucionar parte de la inmensidad de sus problemas más urgentes.

Con ellos deben organizarse y programarse nuestros mayores retos y nuestras mayores aspiraciones como ciudadanos responsables de nuestras esperanzas comunes, en beneficio de todos. Estos samarios muchos de ellos analfabetas o con una educación muy deficiente e inconclusa, mal alimentados, habitando en medios insolubles.

Y no tienen el mas mínimo sentido de lo que es patria, porque nadie se lo ha enseñado, como quien dijera, "su malicia no es mala, nacen del mal que le han hecho, se va acercando a un libro y le acaricia el lomo o su adverso, como si temiera espantar un caballo".

Sin empleo fijo, muchos de ellos dedicados al buhonerismo o impulsados al raterismo individual u organizado, ciudadanos que cada semana tienen la esperanza de salir de su miseria con solo jugar chance, lotería, baloto, apuestas callejeras, maquinitas de monedas y hasta dedicados a las ventas ambulantes aun invadiendo los espacio públicos de manera irregular.

Desde una perspectiva de expresa conveniencia de no acometer unos inmediatos proyectos y programas para el mejoramiento urbano, especialmente social y personal, con la gente de cada uno de estos cinturones periféricos de habitantes marginales, en poco tiempo lo que vamos a tener es un enorme y considerable problema de injusticia social inapropiada constitucionalmente.

También debemos considerar y reflexionar sobre otro tipo de marginal, quien con su poder económico tiene marcada incidencia en nuestra seguridad y defensa, porque es un marginal con propia conciencia de ello y para quien su identidad no está con la patria sino con su dinero muchas veces mal habido.

Es el marginado intelectual, quien como las ratas huye del barco al primer indicio de una gota que oxide su moneda. Es un verdadero apátrida del alma, huyen con su maleta llena de todo, menos de identidad nacional.

Es indudable y necesario adoptar un proceso social necesario y conveniente para atender a estos seres humanos alterados por equivocados sistemas imperantes, procesos de bienestar que conduzcan a unos cambios de asimilación gradual y no planes de indigestión acelerada, desde hace ya más de 30 años se vienen ubicando y consolidando en nuestros territorios estos cinturones de miseria, que debemos desaparecer y quitarlos definitivamente de estos atractivos lugares de la ciudad, pero no solamente por hacer justicia social con sus vidas y combatir su pobreza con gran dignidad.

Una Frase del poeta argentino Martin Fierro, quien a manera de copla escribió al respecto: "Como campana de palo son las razones del pobre, no las escucha ninguno aunque justicia le sobre".