Los semilleros: la investigación germina ya

Columnas de Opinión
Tamaño Letra
  • Smaller Small Medium Big Bigger

Escrito por:

Alvaro González Uribe

Alvaro González Uribe

Columna: El Taller de Aureliano

Web: http://eltallerdeaureliano.blogspot.com



Sin duda, la investigación es uno de los factores más poderosos para el desarrollo de los pueblos. Cifras e indicadores muestran que los países que más invierten en investigación han logrado los mayores avances en los últimos años.

Pero tales resultados no han llegado de la noche a la mañana, pues son fruto de toda una cultura de la investigación que poco a poco se ha ido creando desde los primeros niveles de educación y en casi todos los sectores sociales.

No se trata sólo de grandes inversiones en infraestructura, equipos y formación e incentivos para docentes, sino que es necesario transformar la mentalidad de los estudiantes y de toda la sociedad, motivando el interés continuo por la magia de la creación del conocimiento y plantando las raíces y bases metodológicas y prácticas para producir investigación científica rigurosa, efectiva, ética y comprometida socialmente.

Los semilleros de investigación son invernaderos académicos orientados hacia el impulso de la investigación formativa y científica desde los primeros niveles de pregrado, para sembrar la cultura investigativa y cultivar la costumbre del placer y de la satisfacción que generan explorar, descubrir y crear. Son el vivero del desarrollo de Colombia.

Los semilleros sensibilizan, forjan e iluminan la actitud investigadora; ayudan a comprender el tipo de formación requerida para tal actividad; dotan al estudiante de herramientas epistemológicas, metodológicas y prácticas indispensables para la rigurosidad de las ciencias; profundizan y agudizan la comprensión lectora y la exploración del medio; perfeccionan la producción escrita y la comunicación de los resultados de la investigación y propenden por su aplicación social pertinente. Además, por su carácter interdisciplinario y grupal, los semilleros amplían la visión del conocimiento e incentivan el fructífero trabajo en equipo entre profesores, tutores y alumnos.

En los últimos años, ha venido creciendo en el país todo un movimiento universitario en torno a la investigación en pregrado. El surgimiento de los semilleros de investigación en Colombia es un feliz ejemplo de política pública construida desde las bases, pues nacen como iniciativa de docentes y estudiantes en los departamentos de Antioquia y Caldas y luego en casi todo el país, a partir del documento de la denominada Comisión de los Sabios, gestado "como una respuesta a la necesidad sentida de introducir a los estudiantes y jóvenes profesionales en un proceso de motivación, participación y aprendizaje continuo de la práctica y la metodología de la investigación científica" (Conclusiones Encuentro Nacional de Semilleros. 1999).

La formación para la investigación va más allá del estudio de una asignatura de su metodología y, además, debe ser transversal a los programas. Calidad de vida es la satisfacción de todas las necesidades materiales y espirituales, y a esa calidad se llega con el desarrollo integral que es generado por la investigación integral, es decir, la investigación es necesaria en todas las disciplinas, sectores y niveles. Por otro lado, debe ser un eje articulador entre la docencia y la extensión, y no limitarla a simples trabajos de grado como formalismo para obtener un título.

Los estudiantes deben saber que la investigación es también una opción de vida de primer orden, cuyos resultados, además de lograr su realización personal, tienen un gran impacto social. Por ello, mientras más temprano se participe en los semilleros de investigación mayor será la formación investigativa adquirida y más pronto iniciará la transformación social anhelada.

Hacer parte de los semilleros de investigación es insertarse de una vez en la sociedad de una manera productiva y responsable, mejorar la calidad integral del aprendizaje con miras a un mercado laboral exigente y competitivo, y explorar y sentir la emoción y el honor -no por temprano ficticio- de ser un científico verdadero, realizado como persona y motivo de orgullo familiar y social.