Fatiga y seguridad aérea

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Escrito por:

Juan Galán Pachón

Juan Galán Pachón

Columna: Opinión

e-mail: prensa@juanmanuelgalan.com



¿Quién no ha sentido temor alguna vez, al abordar un avión? No es una pregunta menor. Estos temores pueden surgir de la posibilidad de que la seguridad aérea de los colombianos esté comprometida, entre otras cosas, por las condiciones en que laboran nuestros pilotos y auxiliares de vuelo. Me refiero específicamente al riesgo de fatiga.

Esa fatiga, que se origina en extensas horas de tiempo de servicio, número insuficiente de horas de descanso, alteraciones en el funcionamiento del ciclo circadiano; esa fatiga que al parecer, circula de manera silenciosa e invisible entre las Aerolíneas, el Ministerio de Trabajo y la Aeronáutica Civil.

Reitero lo dicho, no es un tema menor. La seguridad aérea es un asunto estratégico de seguridad nacional que compromete a casi 24 millones de pasajeros y no simplemente el capricho de algunos. Por esta razón, es fundamental abordar el tema de manera integral, como lo hicimos hace unos días en el debate de control político que se llevó a cabo en la Comisión Sexta del Senado de la República, concentrándonos especialmente en el factor humano; es decir, en esos hombres y mujeres de carne y hueso que llevan varios años llamando la atención sobre la situación laboral que están padeciendo, sobre los riesgos a los que se ven expuestos y sobre la ausencia de regulaciones claras para el manejo de sus tiempos de vuelo y de descanso.

Me pregunto qué respuesta ha dado la institucionalidad pública a estas denuncias, ¿acaso la Aeronáutica Civil ha avanzado en estudios científicos sobre la presencia de fatiga en las tripulaciones aéreas en Colombia? ¿Contamos con guías para mitigar este riesgo? ¿Tenemos capacidad para imponer a las aerolíneas comerciales la creación de planes o sistemas de gestión de estos riesgos? La acumulación de la fatiga es silenciosa; por eso, seguimos insistiendo en la necesidad de que nuestro país haga una revisión a fondo y estructural de su normatividad y la adapte a las circunstancias actuales, para que al mismo tiempo que se promueve el crecimiento de la industria de aviación, también fijemos con claridad la posición de la institucionalidad pública en favor del interés general de los usuarios, haciendo de la aviación civil más que un negocio, un servicio público esencial para todos los colombianos.