Conductores borrachos: por una estrategia de regulación

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Escrito por:

Juan Galán Pachón

Juan Galán Pachón

Columna: Opinión

e-mail: prensa@juanmanuelgalan.com



Los conductores embriagados dejan una nueva tragedia en Colombia. El jueves pasado un borracho en contravía atropelló a un padre y su niña de apenas dos años cuando caminaban por el andén, los vecinos del barrio intentaron linchar al borracho que trató de evadir a las autoridades. Este no es un hecho aislado.

Estudios de Medicina Legal confirman que más de 2.000 accidentes al año se producen en Colombia por conductores embriagados, y que el alcohol es la tercera causa de muertes por accidentes de tránsito en el país.

Se trata de una amenaza real para los colombianos. Sin embargo, las medidas tomadas hasta ahora no reflejan resultados positivos. El incremento de operativos de control, el aumento de comparendos y las recientes iniciativas legislativas para enviar a la cárcel a estos conductores y tipificar la conducta como un delito, no han evitado nuevas tragedias.

En promedio, cada 43 minutos se aplica un comparendo en Bogotá y se produce una infracción cada nueve minutos en el país, a pesar de ello las estadísticas indican un aumento en las muertes por estos hechos.

La estrategia del castigo y de la judicialización no es suficiente para prevenir estas tragedias. Es fundamental reconocer que el consumo de alcohol es un problema de salud pública en Colombia y que requiere atención integral por parte del Estado y una activa estrategia de regulación. No es con nuevas leyes, sino reglamentando las vigentes que se soluciona este problema.

El día de hoy, cumplimos casi un año de expedida la ley 1566 de 2012 que hace obligatoria una visión integral para atacar el consumo de sustancias psicoactivas, entre las que se encuentra el alcohol. Sin embargo a la fecha, el Ministerio de Salud no ha avanzado en su reglamentación. La realidad del abuso del alcohol no necesita nuevos diagnósticos en Colombia, lo que necesita es que el Gobierno Nacional por fin entienda que aquí no se trata solo de sancionar las pérdidas humanas, sino de evitar nuevas estrellas negras en las carreteras.