Un minuto para el absurdo

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Jorge García Fontalvo

Jorge García Fontalvo

Columna: Opinión

e-mail: jgarciaf007@hotmail.com



El maestro que era alérgico a las ideologías, dijo en cierta ocasión: "En una guerra de ideas, las víctimas son siempre las personas". Y más tarde explicaría: "La gente mata por dinero o por poder. Pero los más implacables asesinos son los que matan por sus ideas".

Este notable escrito es uno de los mini cuentos que Anthony de Mello incluyere poco antes de su muerte, en su último libro:"Un minuto para el absurdo".

Tuve la fortuna de tener en mis manos este memorable escrito, en el año 2004, en momentos en que me encontraba, por causa de mi trabajo, residiendo en un pueblo alejado de Risaralda, en los límites con el departamento del Chocó.

Después de realizar una de las lecturas que comprende esta gran publicación, decidí no leer nunca más algo de aquello que se encontrare en el, pues en verdad, pensé que los fragmentos que aparecían en el documento eran realmente absurdos y carecían de sabiduría. Además, en el fondo, creía que el tipo de escritura y pensamiento plasmado en su contenido era una burda y simple estratagema para vender.

Como el mismo editor lo manifiesta, "el libro no ha sido escrito para instruir, sino para despertar. Lo que ocultan sus páginas es una sabiduría que no puede expresarse con palabras humanas".

Si señores, después de leer el primer mini cuento no volví a saber nada mas del libro. Por allá, en algún baúl olvidado de mis recuerdos quedo almacenado, hasta estos últimos días en que tomé la decisión de desempolvarle. Que agradable reencuentro, aquello que no había entendido en el pasado se manifestaba claramente en el presente.

Realmente este libro no tiene nada de absurdo. Absurda mi manera de pensar, y la manera de pensar de todos aquellos que creemos que nuestros pensamientos son el centro del mundo, y que todo debe girar en torno a esos pensamientos, y en torno de nosotros mismos.

Absurda, la manera de pensar de aquellos que creemos que nuestras ideas contienen el reflejo adormecido de una verdad absoluta que supera los límites del respeto por los demás.

Absurda, la guerra y todas sus manifestaciones. Absurda la manera de pensar y de actuar de religiosos y ateos cuando agreden por causa de sus creencias. Absurda, la forma en que cristianos y musulmanes se miran y se golpean entre sí.

Absurda la forma en que, después de tres mil años, palestinos e israelíes continúan exterminándose sin razón de ser, a pesar de proceder de un mismo tronco.

Absurda, la forma en que los hombres y las naciones se envuelven en discusiones sin sentido, por causa de la existencia o el nombre de Dios.

Absurda, la forma de proceder de quienes siguen a uno u otro equipo de fútbol y asesinan miserablemente por una camiseta.

Absurda, la forma en que la derecha o la izquierda, azules o rojos, o verdes y amarillos destinan sus esfuerzos mezquinos para asegurar el poder y la continuidad.

Absurdo, el pensamiento de aquellos políticos corruptos que persiguen la riqueza y el poder para empobrecer y maltratar a su pueblo y a su gente.

Absurdo, pensar que mi pensamiento está por encima del bienestar y la dignidad de mis semejantes. Absurdo pensar que la verdad que supongo cierta, realmente es la verdad.

¿Qué es lo verdaderamente absurdo? Esto, o lo otro.

Tal vez todo esto, era lo que lo Anthony de Mello deseaba mostrar absurdamente en su libro, para transmitir un mensaje digno, y cargado de sabiduría.