El reto de la revaluación

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Escrito por:

Eduardo Verano de la Rosa

Eduardo Verano de la Rosa

Columna: Opinión

e-mail: veranodelarosa@hotmail.com



Dicho y hecho. Colombia padece la 'Enfermedad Holandesa', fenómeno de la economía que hace referencia a las consecuencias nocivas que enfrenta un país cuando eleva, de manera inusitada, sus ingresos en divisas.

Aquí se nos disparó el ingreso por las exportaciones de petróleo y carbón: Hemos aumentado en cantidades enviadas, y además, los precios internacionales pasan por un buen momento.

De allí que el creciente ingreso de dólares al mercado colombiano aumente la oferta de divisas y reduzca el precio de esa moneda. El impacto más severo lo recibe la industria y la agricultura por cuyas ventas se reciben, cada vez menos pesos, lo que resta rentabilidad a estas exportaciones.

Prácticamente está en jaque el crecimiento económico del país y hay una evidente parálisis de la industria, básicamente, por el incremento de las importaciones, de casi cinco veces, en los últimos diez años.

Para solucionar el problema se han tomado varias decisiones: la primera, el Banco de la República ha comprado más dólares. Este último año fueron más de 7 mil millones de dólares los adquiridos y se fortaleció, como nunca, las reservas internacionales; mientras en el año 2000 teníamos 9000 millones de dólares en reservas internacionales, hoy tenemos 37.000 millones de dólares, lo cual, mejorará, sin duda, nuestra calificación de riesgo país.

También se podría prepagar deuda al recomprar bonos de deuda externa colombiana, pero la decisión trascendental es definir con que recursos se compran estos dólares, podría ser con fondos soberanos que se formen con ingresos mineros.

La segunda decisión es no solventar la financiación del déficit fiscal con deuda externa, pero realmente es poco lo que Colombia ha hecho en este sentido.

En el país ha pesado más varios fenómenos: la inversión de capital privado extranjero, los capitales 'golondrinas' (ingresan para aprovechar las atractivas tasas de interés y se van), la anunciada colocación de Tes y los bonos de empresas privadas en el exterior que deberían ser objeto de mayor control.

Para agravar la situación, la última reforma tributaria hace más atractivo el ingreso de capitales externos a Colombia al bajar los impuestos del 33% al 25%, por lo tanto, se aumenta la revaluación.

Expertos sugieren una tercera estrategia: gravar los ingresos provenientes de la minería para ahorrar y crear fondos similares a los establecidos durante la bonanza cafetera e imponer más tributos a las exportaciones de petróleo y carbón. En caso de ser implementada estas medidas deberían socializarse para evitar malestares en el sector.

Otras voces sugieren fijar un piso al tipo de cambio para que funcione como valor mínimo del dólar, a partir del cual, se debe comprar más dólares. El tipo de cambio deseable para los exportadores es cercano a los $2.100, hecho que solucionaría muchos problemas de la industria y el agro, pero parecería que para el Banco de la República el tipo de cambio deseable es de $1.750 por dólar.

Estamos sufriendo, además, una sobre valoración de los bienes raíces y una disminución del turismo. En ocasiones, es más barato pasar vacaciones en Miami o Nueva York que en Cartagena o Santa Marta, lo que impacta de manera contundente en el empleo.

Hay que evitar una 'desindustrialización' que destruya el empleo que con tanto esfuerzo ha generado la industria. Ya la agricultura solo representa el 6% del PIB.

Quizás en Colombia sea necesario un mayor control al flujo de capitales, en un escenario en el que tenga mayor costo al ingresar al país y así disminuir el diferencial a favor de los créditos. Adicionalmente, habrá que seguir comprando más dólares, medida que, además, nos obliga a ahorrar.

En todo caso, la 'Enfermedad Holandesa' llegó para quedarse y quien sabe por cuanto tiempo. Tenemos que tomar las medidas de rigor ya. No hay espera.



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