Bendita inconformidad

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Escrito por:

Jorge García Fontalvo

Jorge García Fontalvo

Columna: Opinión

e-mail: jgarciaf007@hotmail.com



Que no porque el calor es insoportable. Realmente es imposible aguantar ese frío inmisericorde. No voy a trabajar porque hay presagio de lluvia. ¡Nos morimos de sed! ¿Cuándo volverá a llover? No presenté el trabajo porque el profesor no me explicó. Ni de fundas voy a entrar a clases con ese señor que habla hasta por los codos. Debo hacer dieta, estoy obeso. No entiendo. Como, como y como y no engordo.

Estas son solo unas de las tantas expresiones que diariamente lanzamos al aire sin siquiera pensar lo que quieren decir. Nos quejamos del rico y del pobre; de la izquierda y la derecha; de lo bueno y lo malo; de la lluvia intensa y la sequia. Nos quejamos de los padres, y también de los hijos. Nos quejamos del frío y del calor.

En fin, nos quejamos de todo. Es decir, vivimos para quejarnos, y nos quejamos aún de aquello de lo que no deberíamos quejarnos. Definitivamente lo único que sabemos hacer es quejarnos.

Nos quejamos de todo, sin embargo, no hacemos nada para cambiar las cosas y mucho menos, aportamos nuestra buena intención para hacer de este mundo, un mundo mejor. Realmente somos unos seres extraordinarios para quienes todo no es suficiente. Bendita inconformidad.

Queremos siempre más, pero no lo buscamos. Queremos siempre más, pero no hacemos nada para conseguir lo que queremos. Queremos siempre mas, pero queremos que llegue a nuestras manos sin siquiera mover un dedo. ¿Cuándo llegará ese día en que por fin empecemos a darle valor a esas pequeñas cosas que a veces parecen ser tan insignificantes?

Nos quejamos diariamente de la triste y vacía vida que llevamos, pero, ¿es que acaso tenemos otra? No lo creo. Renegamos de nuestras piernas porque son demasiado largas y delgadas, sin embargo, nos llevan a todas partes y nunca le damos el trato que merecen. Y ni qué decir acerca de las bellas chicas que se quejan del busto (grande o pequeño), de la nariz, de los ojos, del color de la piel, y de otras cositas más.

¿Cuántos o cuántas no quisieran tener unas piernecitas en regulares condiciones, solo para desplazarse al interior de un dormitorio? ¿Lo han pensado alguna vez? O ¿cuántos no esperan un par de ojos, un riñón, o un corazón sano para seguir disfrutando de esta maravillosa vida? Muchas, muchas personas en el mundo, en este momento, esperan una segunda oportunidad para hacer lo que dejaron de hacer por andar quejándose de todo.

¿No creen ustedes que es el momento de dar un paso hacia adelante para buscar nuevas y mejores opciones de vida, y para construir un mundo mejor? Yo creo que sí. Los invito a dar ese paso para que transformemos lo que haya que transformar, porque no podemos seguir viviendo una vida mediocre y vacía que nos conduce al fracaso y a la destrucción.

Es hora de hacer la diferencia. No esperemos que otros hagan lo que a nosotros nos corresponde. Estamos en este mundo para dejar huella y para trascender en el tiempo y el espacio. Sin esfuerzo, dedicación y sacrificio nunca haremos historia.

Si quieres escribir, escribe y no busques tantas excusas. Si quieres cantar, canta. Y si quieres construir, construye. Porque a hablar, a caminar y a pensar aprendimos haciendo. Actúa y no esperes que otros hagan lo que a ti te corresponde por ley. Si quieres correr y transformar el mundo, entonces corre y transfórmalo. Si quieres dejar huella, apresúrate porque otros van delante de ti y quieren tu galardón. No te quedes con las ganas.

Hay en tu interior millones y millones de cosas extraordinarias que te convierten en un ser especial y único capaz de lograr lo inimaginable. Solo debes decir adiós a la bendita inconformidad y actuar.

Adelante porque se puede lograr lo que se anhela.



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