Uribe, necesitamos Partido

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Francisco Galvis Ramos

Francisco Galvis Ramos

Columna: Contrapunto

e-mail: contrapunto@une.net.co



Desde el momento mismo en que el presidente Santos se alzó con todo, hasta con el partido de la U y el tendido de la perra también, se impone la necesidad de armar el nuevo partido que salga al rescate de la "seguridad democrática, la confianza inversionista y la cohesión social", que aglutine a los ciudadanos de todos los pelajes y antiguas banderías, centrados con firmeza en la figura señera de Álvaro Uribe Vélez.

Quienes crean que los partidos políticos siguen ideas y no personas con ideales, que se vayan con ese manto a misa y se santigüen con devoción.

La tradición en Colombia y en el mundo dice que la cosa es al contrario y que los partidos son fuertes, vigorosos y determinantes cuando tienen a un caudillo a la cabeza, o mírese si no el declive de los partidos tradicionales en Colombia, el conservador y el liberal, cuando resienten la ausencia de líderes que copen la escena, para no hablar de los partidos nuevos que nacen carentes de líderes prominentes, unas débiles llamas que se apagan al más leve soplo y sin otro objeto que repartir avales y exprimir al erario.

No se puede caer en la equivocación de creer que las fuerzas parlamentarias adictas al régimen vayan a volver a raudales al seno del uribismo, como tampoco el partido de la U. Ellos, los congresistas que se deslizaron pertenecen a la conocida escuela del arribismo político y que, como en el pasaje bíblico, cambiaron la primogenitura de Uribe por platos de lentejas. A esos se les ha llamado lentejos y no tienen otra vida que las canonjías y las prebendas.

El uribismo sin duda se da silvestre y resiste todo atentado oficial, porque se nutre de hombres y mujeres libres, independientes, con vida autónoma y propia en todos los sentidos de la existencia, pero no por ello podría seguir así carente de estructura, porque el ideario está ahí, actuando de manera inorgánica. Necesariamente el uribismo debe tomar forma de partido político y eso es de manifiesta urgencia para lo que está pasando y lo que habrá de venir y lo que ha de venir está no más a la vuelta de la esquina.

Los partidos existentes podrán seguir adelante en la búsqueda afanosa de su propia extinción, como las montoneras que son. En cambio el uribismo tiene la responsabilidad y la misión históricas de ofrecer una alternativa orgánica para el gobierno de la Nación descreída y así mismo anhelante de un mejor horizonte.

Señor presidente Uribe: "Armas a discreción, ¡paso de vencedores!" Vamos por la presidencia de la República y la renovación del parlamento.

Tiro al aire: lo dijo Álzate Avendaño: "las generaciones, como se dice, no nos van a juzgar por lo que recordemos sino por lo que hagamos".