La batalla de la clase media

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Francisco Galvis Ramos

Francisco Galvis Ramos

Columna: Contrapunto

e-mail: contrapunto@une.net.co



De su alteza el presidente para abajo nadie lo esperaba. Ni los ministros, ni los congresistas, ni las cortes, ni la prensa lisonjera y a todos les saltó la liebre. Preciso a ellos, los envanecidos "dueños" del poder político, acostumbrados como venían a revolcarse hasta la hartura entre la albardilla de privilegios sin límites.

De poco sirven ya los reporteros apostados en el Capitolio. Poco o nada informan acerca de ciertos perversos proyectos que cursan en el hemiciclo. Para prueba la llamada Ley Lleras 2 y el acto legislativo que abolió los impedimentos de los congresistas, que insólitamente cursaron allí de espaldas a la opinión pública. Con notables excepciones y no muchas, la prensa bogotana cooptada por el favor oficial a manos llenas, no de ahora, dejó de ser parte del cuarto poder y ello es grave, de gravedad superlativa.

De un tiempo para acá los colombianos somos poco dados a manifestarnos en plazas y calles, pero empezamos a hacerlo en las redes sociales con un vigor tal que dimos al traste con aquel monstruo, la 'reforma a la justicia', pretexto para llevar a la constitución una letanía de vagabunderías e inmundicias salidas de las mentes perversas de algunos diablos fugados del infierno, que de hace tiempo habitan el congreso.

En las redes sociales no hacen presencia los 'cacaos', ni sus empleados más notables como dijéramos el gordito de la ANDI.

Su ausencia es total, como la de la gente pobre sin acceso a internet, de donde se supone que en las redes la activa es la clase media, robusta concurrencia de estudiantes, emprendedores, micros, pequeños y medianos empresarios, artistas, intelectuales, profesionales liberales, académicos, docentes, servidores públicos y privados, todos esos que con anterioridad formábamos la silenciosa y pequeña burguesía excluida del contrato social, económico y político de la nación. Solo carne electoral con poder decisorio formal y no real.

Pero esto viene cambiando en el mundo y en Colombia también. Gracias a Twitter, Facebook y otros canales nos expandimos de tal forma contundente que mandamos al carajo el engendro de Santos, Vargas Lleras, Esguerra Portocarrero y los doce apóstoles, arrastrando a la protesta a medios de comunicación tradicionales, algunos afectos al gobierno.

La reformita fue abortada mediante un expediente inconstitucional, pero por lo pronto desaparecida al fin y al cabo y mucho tendrá que cuidarse hacia el futuro esa legión de conjurados de otras intentonas imbéciles, dañinas, pérfidas y groseras en contra del pueblo soberano y de la Carta Política.

La clase media de esta nación dio la batalla y la ganó, al paso que la extraviada clase gobernante prepotente la perdió. Ahora seremos burgueses, pero no satisfechos. La clase media tiene una ética y la está ejerciendo, nadie lo dude y esto tendrá desarrollos ulteriores y se verá si el gobierno se atreve a tramitar la reforma tributaria, otra fuente enorme de corrupción parlamentaria.

Y vamos adelante con la Asamblea Nacional Constituyente y el Frente Antiterrorista. Álvaro Uribe Vélez y Fernando Londoño Hoyos están en el puente de mando del buque insignia de la armada invencible. ¡Señal de victoria!

Tiro al aire: la clase media irrumpió en la escena y a través de las redes sociales se apodera del cuarto poder y del control político.