Días de inquietud para la opinión en Latinoamérica

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Jorge García Fontalvo

Jorge García Fontalvo

Columna: Opinión

e-mail: jgarciaf007@hotmail.com



Lo que se ha visto durante los últimos días en materia de opinión y libertad de expresión en Latinoamérica es verdaderamente alarmante, y no deja de preocupar a aquellas personas que como ustedes y como yo, soñamos con una prensa libre, emancipada de intereses vulgares, y ajena a todo tipo de movimientos acomodados que intentan favorecer, sin el mas mínimo sentido de respeto de la dignidad humana, a quienes ostentan el poder político y la riquezas, o sobreponen su actuación al uso indiscriminado de las armas, la violencia o el terrorismo.

No es posible que en los mismos inicios del tercer milenio, -una época que se suponía plena de libertad, paz, esperanza, y con nuevas y mejores posibilidades de vida para los hombres en todos los rincones del mundo-, florezcan inmoralmente los desatinados pensamientos opresivos que intentan callar absurda y deshonestamente, a aquellos que se niegan a caer en el juego criminal de los poderes dictatoriales, la derecha corrupta, o la subversión y el terrorismo que plantea ideales socialistas que carecen de justicia, y están vagamente encaminados a crear falsas cortinas de humo, solo con el fin de silenciar la verdad inquietante que se aprecia al interior de ese tipo de regímenes inmorales y descompuestos.

No es posible que aquellos que expresan libremente su opinión, y la opinión de las personas que representan dentro de una comunidad específica, hayan acallado su sentir expresivo para manifestarse en contra de los poderes autoritarios y corruptos, que se propagan por todos los rincones de la gran tierra latinoamericana.

No es posible que los mismos columnistas que se manifiestan volublemente en contra de todo, hoy hayan silenciado sus propias ideas, se refugien en su "sano" criterio, y desconozcan el peligro en que se encuentra la opinión en nuestro continente, por causa de los movimientos acomodados de algunos presidentes de la región.

Es que acaso no advierten aún que las locuras del señor Chávez y sus locos colaboradores de Ecuador, Bolivia, Nicaragua, Cuba, Argentina y otros países mas, pretenden desestabilizar la región e impedir además, la libre expresión de aquellos que no se resignan a vivir aprisionados por la obsesiva pasión de las ideas, la política corrupta, la ambición desmedida de los ricos y poderosos, y el pensamiento fatal de los movimientos guerrilleros genocidas.

¿Dónde están los que se manifiestan en contra de todo? ¿Será que esto no merece el interés de todo el pueblo latinoamericano, y de la prensa libre, honesta y moral que existe a este lado del Atlántico? Por lo visto, realmente importa poco si los locos del Alba conjugan su inexpresiva y vulgar acción en contra del periodismo honesto.

Es cierto que este tipo de situaciones han sucedido porque en muchas ocasiones la opinión no es tan libre como creemos, sino que es amañada y guiada por los sentimientos y las pasiones partidistas, políticas o subversivas, sin embargo, no existe razón alguna para que se pretenda acallar el clamor vivo de una sociedad cansada de la arbitrariedad y el poder mal empleado.

Es también cierto que la opinión Latinoamericana no ha sido tan honesta como debería, y que se ha rendido a los pies de unos ideales demagógicos y poco sensatos, pero no puede existir la mas mínima posibilidad para aquellos que vulneran los derechos de las personas, y pretenden silenciar la voz de la Latinoamérica que aspira un camino de paz, tranquilidad y libertad.

No aceptemos la vil excusa que nos dice que debemos reformar organismos como la OEA y la Corte Interamericana de Derechos Humanos, para favorecer los planes de aquellos desquiciados que dirigen su mirada hacia la destrucción de esta gran tierra.

Lo único que resta decir es, que no debemos permitir mas acciones criminales en contra de la libertad de expresión y de pensamiento que aún tenemos en algunas partes de nuestro continente. No permitamos que nos engañen y nos limiten. No permitamos que los que buscan satisfacer sus intereses oscuros y dañinos, nos involucren en leyes que intentan impedir el derecho a expresar nuestras ideas y pensamientos respetuosos y sanos, y sobretodo, a manifestarnos en contra de la locura irremediable que les guía.