¿Y se tomaron la justicia penal?

Columnas de Opinión
Tamaño Letra
  • Smaller Small Medium Big Bigger

Escrito por:

Francisco Galvis Ramos

Francisco Galvis Ramos

Columna: Contrapunto

e-mail: contrapunto@une.net.co



Venía resistido a creer lo que se dice en voz muy baja sobre la toma de la justicia penal por parte de la llamada izquierda marxista - leninista, esa que da los últimos estertores en Colombia, porque en el mundo va quedando como referencia histórica y pieza de arqueología política de lo que fueron aquellos años de oscurantismo y sometimiento de pueblos enteros por parte de déspotas y genocidas enquistados en el poder, salvo Cuba y Corea del Norte donde aún campean aquellos dinosaurios.

Cuando los decadentes comunistas criollos y sus patrocinadores se dieron cuenta que no les sería posible llegar al poder por la vía de las urnas, ni de las armas, se dieron a la afanosa tarea de permear las escuelas de Derecho de las universidades públicas, para después asestarle un golpe de mano a la Rama Judicial y de manera especial a la especialidad penal, como demostrado viene de un tiempo para acá con la profusión de autos, medidas y sentencias que tienen más que ver con lo político que con lo jurídico, siendo últimamente paradigmáticos los fallos en contra del coronel Plazas Vega y el rumbo que han tomado ciertas investigaciones, como las adversas al médico Luis Carlos Restrepo y, por cierto, a muchos militares privados injustamente de libertad y honra, mientras que los auxiliadores, estafetas y camaradas de las guerrillas permanecen en estado de inmaculada concepción ante a la ley penal.

La mayoría de los funcionarios y empleados de la Rama Judicial son demócratas, pero esa mayoría se comporta como partida vaga, carente de apetito y compromiso que, al hacerle calle de honor a la minúscula izquierda militante, ha permitido que esta asuma a discreción una representación que no le corresponde.

Algunos comunistas enquistados en magistraturas y juzgados penales auspician la "revolución" por medio de providencias, con pretensión de imponer terror a las huestes republicanas y someterlas y, los que no lo son, obran con reprochable falta de entereza para contener la arremetida de la resuelta izquierda mamerta. El caso también patético es el de la Sala Penal de la Corte donde la regla es el unanimismo, se esté o no de acuerdo. Entonces, ¿para qué Sala sí con un solo magistrado bastaría y si del Polo mejor?

Cada vez se hace más necesario acudir a una Asamblea Nacional Constituyente que reforme a fondo el sistema de justicia inicuo y clientelista en boga y la manera de integrar sus cuadros, partiendo de la necesidad imperiosa de darle un nuevo rumbo a la carrera judicial, de tal manera que esta asegure la presencia de los mejores, más conspicuos y legítimos operadores y que prescinda de quienes hacen de ella trinchera para desquiciar el Estado Social de Derecho. La misión de las jurisdicciones, entendido está, es la de consolidarlo y no de destruirlo.

Tiro al aire: y hay que ver en lo que quedan ciertos "adalides revolucionarios" de la Rama Judicial que, viendo llegar edad y tiempo del retiro, se aseguran de obtener ascensos tramposos que les permitan disfrutar de sustanciosas pensiones. Escorias, pura pacotilla. Sufren metamorfosis, de agitadores e insurrectos, a aplicados burgueses de caviar, frac, gafas de pasta y ropa de marca.