¿Celebración o conmemoración? La Controversia de los 500 años con el MinCultura

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Escrito por:

Brayan Colón Polo

Brayan Colón Polo

Columna: Opinión

e-mail: briancolon006@gmail.com

La reciente controversia que se desató por el comentario del Ministro de Cultura Juan David Correa, sobre la celebración de los 500 años de la fundación de Santa Marta, no solo ha generado incomodidad, sino que también ha abierto un debate sobre el papel de la memoria histórica y la realidad actual de la ciudad dos veces santa. En lo personal, considero que no estamos ante una simple disputa sobre una festividad. Este es un tema mucho más profundo que nos obliga a replantearnos cómo entendemos nuestro pasado y, más importante aún, cómo enfrentamos las problemáticas que aún nos afectan.

Santa Marta es una ciudad rica en historia, pero una historia teñida de sangre, recordemos un poco la historia. En 1525, cuando los españoles llegaron a nuestras costas, no lo hicieron con buenas intenciones. Venían a conquistar, a saquear, y lo hicieron con una brutalidad que marcó para siempre el destino de los pueblos indígenas que habitaban la región. El genocidio de los Tayrona y otros grupos indígenas es un hecho que no puede pasarse por alto, y menos en el marco de una celebración que parece ignorar este oscuro capítulo de nuestra historia. Con esto no defiendo las palabras del ministro, pero si reconozco el pasado de nuestra tierra y el sufrimiento de nuestros hermanos mayores.

Si bien es cierto que la fundación de la ciudad es un hecho que no podemos cambiar, ¿deberíamos celebrarlo como si fuera un triunfo? ¿Debemos gastar millones en eventos y espectáculos para recordar un momento en el que nuestra tierra fue invadida y saqueada? Santa Marta es más que una fecha en un calendario; es una ciudad viva, que sigue enfrentando dificultades que parecen tan insalvables como en tiempos de la colonia.

Uno de los grandes problemas de la ciudad hoy en día es la falta de inversión en infraestructuras básicas. La falta de agua potable es una de las situaciones más críticas que afectan a los samarios. A pesar de ser una de las ciudades más antiguas de Colombia, su sistema de acueducto sigue siendo ineficiente, y miles de familias sufren diariamente por la escasez de agua. Además, la inseguridad, el desempleo y la falta de oportunidades para los jóvenes son cuestiones que deberían ser el centro de atención de nuestros dirigentes. ¿Cómo se justifica gastar sumas exageradas en una celebración mientras estas problemáticas permanecen ignoradas? Ejemplo de ello fue las recientes Fiestas del Mar.

El comentario del Ministro de Cultura, en mi opinión, muestra una realidad de la historia de nuestra ciudad. No es que no se deba recordar la historia, pero debemos hacerlo de manera crítica y reflexiva. Celebrar los 500 años de Santa Marta sin tener en cuenta el contexto en el que se fundó la ciudad es, de alguna manera, avalar la violencia colonial. ¿Acaso estamos conmemorando la llegada de los conquistadores que, en lugar de construir una ciudad para todos, la utilizaron como un puesto avanzado para la explotación y la masacre de nuestros pueblos indígenas?

Es necesario que replanteemos nuestra relación con el pasado. En lugar de derrochar recursos en festividades que poco o nada aportan a la realidad cotidiana y las dificultades de los samarios, deberíamos estar invirtiendo en resolver los problemas que siguen latentes en nuestra ciudad como un acueducto digno, empleo y seguridad.

Este debate es un recordatorio de que la historia no es solo un conjunto de fechas y nombres que debemos recordar por obligación. La historia es un espejo en el que debemos mirarnos con todas nuestras diferencias y errores, para no caer en un círculo vicioso cuando elegimos a nuestros gobernantes, que poco o nada hacen por la ciudad. Celebrar los 500 años de Santa Marta sin hacer una crítica a los eventos que la fundaron es un insulto a quienes sufrieron, y a quienes aún sufren, las consecuencias de esa violenta colonización y el olvido de nuestros gobernantes con los problemas que nos aquejan.

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