Conflicto armado no internacional

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Escrito por:

Luis Tabares Agudelo

Luis Tabares Agudelo

Columna: Opinión

e-mail: tabaresluis@coruniamericana.edu.co


El conflicto armado no internacional en Colombia ha persistido durante más de medio siglo, involucrando a diversas fuerzas armadas, tanto gubernamentales como no gubernamentales, en una compleja red de violencia y sufrimiento humano.

A pesar de la existencia de un marco legal que incluye tanto el Derecho Internacional Humanitario (DIH) como los derechos humanos (DH), se observan desafíos significativos en su implementación efectiva. Estos van desde violaciones graves como ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas y desplazamientos forzosos hasta una falta de claridad sobre cómo se relacionan y complementan el DIH y los DH en este escenario.

El marco legal del DIH regula la conducta de los actores en conflictos armados internacionales o no internacionales, con el fin de proteger a las personas que no participan directamente en las hostilidades. De manera paradójica, limita los efectos negativos de la guerra tanto en los seres humanos como en el medio ambiente a pesar de que sus reglas se aplican en contextos de conflicto armado. Quiere decir que su finalidad es mitigar el sufrimiento y minimizar el impacto ecológico.

En cuanto a su filosofía, a mi juicio, está fundamentada en principios éticos y morales universales, tales como la dignidad humana y el alivio del sufrimiento. Intuyo que a partir de este marco filosófico, se derivan reglas prácticas para garantizar la protección de las personas y de los bienes culturales. En relación con las fuentes, es crucial señalar que se originan principalmente desde La Corte Internacional de Justicia, convenciones, tratados internacionales, la costumbre internacional, la jurisprudencia y la doctrina.

Adicionalmente, existe una tensión inherente entre el DIH y los derechos humanos, dos marcos legales que, aunque tienen objetivos similares en términos de la protección de la dignidad humana, operan bajo principios y circunstancias distintas. Mientras que el DIH busca limitar los efectos devastadores de los conflictos armados, los DH tienen una visión más amplia y aplican en una variedad de contextos, incluido el estado de paz.

El problema, por lo tanto, radica en cómo garantizar una implementación efectiva del DIH en Colombia, que afronta desafíos significativos en el contexto de un conflicto armado no internacional prolongado, sin socavar la importancia y la primacía de los derechos humanos. Resolver esta problemática es crucial no solo para mejorar la situación, sino también para contribuir al debate internacional sobre la interacción entre estos dos importantes marcos legales.

Además, el problema se agudiza al considerar que, aunque Colombia ha ratificado varias convenciones y protocolos internacionales relacionados con el DIH, como las Convenciones de Ginebra, la aplicación práctica de estas normas a menudo es insuficiente o ineficaz. Esto se refleja en la persistencia de violaciones a los DH y al DIH, lo que genera una falta de confianza en las instituciones y un cuestionamiento de la eficacia de estos marcos legales.

Esta situación plantea preguntas urgentes sobre cómo se pueden abordar estos desafíos en la implementación, cuáles son las causas subyacentes de las violaciones persistentes y cómo se pueden reconciliar las necesidades prácticas y éticas del conflicto armado con los imperativos de la justicia y la dignidad humana.

En síntesis, en razón que nuestra Constitución de 1991 es un catálogo de derechos humanos y ha logrado meter en cintura a varios grupos armados, hacer la paz con las FARC pero que surjan las disidencias a seguir exactamente con su misión delincuencial me da pie para afirmar que estamos dando vueltas en un círculo visioso.

Para concluir, el foco principal recae en la imperante necesidad de identificar y enfrentar los desafíos específicos que obstaculizan una aplicación efectiva del DIH en el ámbito de los conflictos armados no internacionales en Colombia. Este esfuerzo debe llevarse a cabo de manera que se alinee con los principios y metas de los derechos humanos. Realizar este análisis es vital para contribuir a una solución del conflicto que sea tanto justa como sostenible, siempre con la mira puesta en el objetivo último de lograr una paz completa.



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