Colombia exige la verdad

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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



Llega un punto en el que ante conductas reiteradas intempestivas e injustificadas, la gente debe exigir una explicación.  La última desaparición de Petro en la Cumbre Amazónica en Brasil Colombia exige una explicación. 

La ausencia en actos protocolarios en Brasil es una descortesía inaceptable y omisión de funciones de estado.  Petro no fue a Brasil a título personal sino como jefe de estado.  Y en estos eventos hay unos protocolos cuidadosamente coreografiados, los cuales se espera sean respetados por los participantes.  La foto es parte importante de ese protocolo por todo el simbolismo que comunica y por ser un mensaje de unidad que le da fuerza a la declaración escrita final que firman todos los mandatarios.

Algunos aseguran que desde que Petro asumió la presidencia ha incumplido más de ochenta veces. Han sido muchas en cualquier caso.  El presidente simplemente desaparece inesperadamente y sin explicación alguna.

Forzosamente estas ausencias obedecen a razones de salud física o emocional.  A Petro lo hemos visto echando discursos borracho, pero todos intuimos que lo que lo incapacita parcialmente es mucho más serio que un problema de alcoholismo.  Benedetti insinuó entre líneas en las conversaciones con Sarabia que Petro es alcohólico y drogadicto. 

De Petro hay indicios de vieja data preocupantes.  Uno de ellos cuando en medio de la campaña presidencial, Ingrid Betancourt hizo mención del estado lamentable en que ella, y creo Carlos Alonso Lucio, habían encontrado a Petro en Bruselas o Bélgica, no recuerdo bien, donde le habían dado una palomita diplomática para protegerle la vida.  De ese intercambio quedó claro que Ingrid sabía, y sabe, mucho más de lo que se atrevió a contarle al país en vivo y en directo.  No quiso revelar lo que supo en confidencia; la evidente incomodidad de Petro dejó entrever que temía que Ingrid dijera más de la cuenta.  Fico Gutiérrez jocosamente refiriéndose al intercambio dijo que ahí lo que había era una vieja amistad rota. 

El otro dato preocupante es la autobiografía de Petro, que quienes lo conocieron muy bien y que compartieron o no espacio y tiempo en lo narrado, afirman que Petro narra actos heroicos totalmente inventados.  No necesariamente Petro es mitómano.  Es posible que haya creado memorias falsas como consecuencia de algún problema mental y emocional.

Su personalidad acusa rasgos de esquizofrenia paranoide, y sé de casos en los que quienes la sufren para aliviar la ansiedad que les ocasiona la enfermedad recurren a las drogas y al alcohol.

No soy médico ni siquiatra para hacer un diagnóstico. Especulo con base en lo conocido sobre Petro y sobre lo que aprendí en las clases de medicina legal y psiquiatría forense cuando estudié derecho. Aquí lo importante es que hay motivos de sobra para exigir que al señor Petro se le haga una valoración médica completa que incluya valoración psiquiátrica y de adicción a las drogas.

La salud del presidente no es un tema privado sino un tema de estado y de interés nacional que va al corazón de la competencia o no del mandatario para ejercer la función de jefe de estado.  Quizás los problemas de salud del presidente tengan mucho que ver con el gobierno errático y con las obsesiones globales que lo desvelan en desmedro de los problemas locales.  Y cuando propone, muchas de sus propuestas son descabelladas, incluso algunas ya fallidas pero que en su mente él cree son obra de él y novedosas; por ejemplo, la de salud.  Hay una preocupante desconexión con la realidad. 

Se le suma todo este tema de salud e idoneidad al drama político, mientras el país se deteriora rápidamente en muchos temas neurálgicos. Debemos actuar rápidamente antes de que sea tarde.  El país demanda saber qué le sucede al presidente.