No es novedad que, desde la antigüedad, el ser humano se ha visualizado proyectando al menos parte de su funcionalidad al diseño e ingenio de máquinas que logren facilitar un sinnúmero de tareas en pro a un óptimo desarrollo no solo a nivel colectivo, sino, también en función a una mejor calidad de vida. Esto, debido a un contexto internacional y social, que se evidencia a su vez, en relación a otro tipo de civilizaciones muchísimo más avanzadas como China o Lituania, donde cada vez la ejecución de dichas actividades –en este caso, judiciales- son más inmediatas y aterrizadas a la realidad.
Es importante entender entonces, dónde nos encontramos competitivamente como país respecto a la inteligencia artificial (I.A), porque si bien no queremos quedarnos atrás, también es verdad que ésta debe estar presente siempre y cuando cumpla con unas garantías éticas como lo son la privacidad, el control humano y otras que se requieren para la efectiva seguridad legal en cada una de las decisiones que se puedan emitir.
Entonces, parte del cuestionamiento que se genera ante este modelo tecnológico es: ¿Nuestro aparato judicial realmente se encuentra en condiciones para adoptar este tipo de herramientas?
¿Los jueces colombianos al momento de fundamentar legalmente sus decisiones, están facultados para dar uso correcto y responsable de la inteligencia artificial (IA)?
Sí, es cierto que, en la cotidianidad ya existen muchas ejemplificaciones de la inteligencia artificial (IA), un modelo podría ser cuando Microsoft Word o Gmail nos completa un determinado texto y le permitimos dicho aval, también cuando nos intentamos comunicar por medio de WhatsApp para la realización de un servicio y nos contesta la entidad competente en automático por medio de la computación, el famoso GPS, y un sinfín de numerosos ejemplos de la inteligencia artificial (IA) que, han hecho todo mucho más llevadero para la vida del ser humano. Lo realmente sorprendente aquí, es que, por primera vez en Colombia, se emite una sentencia donde se implementan éste tipo de herramientas, ésta es la Sentencia del Juzgado Primero Laboral de Cartagena la cual resolvió una acción de tutela en segunda instancia, dando uso de ChatGPT (un chatbot que se basa en inteligencia artificial y da respuestas precisas a preguntas generadas por los jueces para motivar el sentido de un fallo) la cual nos lleva a generarnos los anteriores interrogantes y por lo tanto, dar pie a la apertura de múltiples debates sobre nuestra actualidad en materia tecnológica.
Para concluir, debemos tener presente, que éste tipo de modelos tecnológicos jamás serían un remplazo al rol que el juez desempeñaría en un proceso, pues, según los expertos, solo vendría hacer un complemento para la optimización ponderada de los tiempos empleados en redacción de sentencias teniendo en cuenta de manera responsable, su existente margen de error, sin ser de ésta manera negligentes ante su respectiva corroboración previo a un dictamen final el cual se haga en contraste con la opinión de dicho juez.