El desplazamiento del péndulo

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Francisco Galvis Ramos

Francisco Galvis Ramos

Columna: Contrapunto

e-mail: contrapunto@une.net.co



No con precisión relojera, pero igual la voluntad popular se desplaza péndulamente y de manera tan periódica como sea el grado de efectividad de los gobernantes para asegurarles niveles satisfactorios de prosperidad a los pueblos y toda acción que afecte, para bien o para mal, el bien común, incide como un relámpago en el comportamiento de los electores, siempre listos a abogar con todo derecho por la felicidad terrenal.

Cuestiones como el empleo y el paro, la abundancia y la carestía, el equilibrio y el déficit fiscal, la economía sana y la bancarrota, la ética y la corrupción, las buenas y las malas prácticas de los gobernantes y de los agentes privados, el orden y el desorden público, el alto o el bajo grado de justicia que se imparta, la vigencia o la declinación de las leyes, la equidad o el abuso del sistema financiero, son factores entre muchos que determinan la expresión de la voluntad popular, que afirma o se lleva de calle cualquier ideología, sistema de gobierno o régimen en boga, porque nada tendrá más importancia para el ciudadano que aquello que dañe o asegure su bienestar.

Cuando se creyeron inamovibles, el "verano Árabe" volvió añicos sistemas y gobiernos en Túnez, Egipto, Libia, Yemen y socialistas y laboristas ceden el paso a partidos de derecha, como sean los recientes casos de España en Europa y Nueva Zelanda en Oceanía. Aunque con menos estrépito, Latinoamérica no ha ido atrás y ha registrado en los años recientes mudanzas en Brasil, Chile, Méjico, Honduras, El Salvador, Ecuador, Bolivia, Paraguay, Perú, Panamá y Venezuela y no hay duda, el péndulo seguirá de un lado a otro.

De la misma forma que la humanidad ha asistido a la vida pasión y muerte de la esclavitud, del feudalismo, del comunismo, del fascismo, del nacional socialismo, a la caída del muro de Berlín, lo mismo concurrirá al ocaso del capitalismo salvaje y le dará entierro de pobre a ciertas caricaturas de organización social y política como el castrismo y el chavismo, a toda forma de sometimiento y triunfará sobre el terrorismo. Vista de esa manera, la oscilación del péndulo siempre será ineluctable, porque persistentemente acaecerán puntos de quiebre que harán que los pueblos se expresen de manera formidable en defensa del bien común, que es su única y legítima idea, su sublime y efectivo anhelo.

Por su parte en Colombia de todo ocurre y pasa bien poco, no habiendo ahora gobierno de derecha ni de izquierda y si una mezcla de intereses de coyuntura enquistados en el poder bajo la forma de unanimismo político, que asegura la extensión en el tiempo de prácticas nefastas en la disposición del erario y para el acceso a los favores estatales en condiciones desiguales para la población, al paso que propugna por la entronización de un Estado burocrático, acrecentando el empleo improductivo y de mala calidad, inflando la nómina oficial a niveles que van a ser insostenibles en el tiempo, al punto que provocarán el decreto de más impuestos a cargo de las disminuidas clases medias y del sector productivo de la economía.

Mandatos diletantes deberían corregir el rumbo y dotarse de un cuerpo de doctrina y superar esa mezcla improvisada de políticas, de derecha en orden público y de izquierda que afectar la economía gastando sin compasión más allá de toda sensata previsión, para satisfacer demandas demagógicas y las exigencias voraces de los socios gubernamentales. Hay que salir del limbo político, dándole contenido a los partidos y capacidad de lucha renovada para que, siendo realmente diferentes los unos a los otros, constituyan verdaderas alternativas para la concreción del supremo bien común desde el ejercicio del poder.

Tiro al aire: por lo pronto no hay que creer de a mucho a quienes dicen que Gustado Petro enarbola la izquierda política en Colombia. Baste recordar que Petro proviene del M 19, movimiento enraizado en la derechista Anapo del general Rojas Pinilla.