Fortalecer nuestro desarrollo

Columnas de Opinión
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Definitivamente es evidente que los grandes cambios en la historia no se aprecian en su momento, ya que la vida diaria para la mayoría de los habitantes de la comunidad de naciones no cambia radicalmente y más aún, nos abstraemos de los intereses de las potencias y conjeturamos ingenuamente que todos juegan bajo las mismas reglas, lo que es erróneo ya que adentrados estamos en el juego de la geopolítica que volvió para volverse a quedar y sabemos lo que lo cual solo supone, sino implica.

Los poderosos son de la idea de tomar decisiones sin importarles los compromisos comerciales, puesto que suponen que todos tiene que alinearse, como prueba que la racionalidad económica debe someterse a factores políticos. Las zonas de influencia cambiarán la forma en que las naciones se relacionan entre sí. La economía de la información y la era de la inteligencia artificial cambiarán la naturaleza de la actividad económica y política. Históricamente dichas zonas implican la preeminencia de potencias con capacidad de ejercer control o algún grado de disciplina sobre las naciones de una determinada región. En la era digital y con factores reales de poder permanentemente en el radar, como la competencia de China y EUA en diversas demarcaciones, un nuevo esquema de esta naturaleza seguramente implicará mayor conflicto de lo que caracterizó a la era de la guerra fría y ya lo estamos viendo y hasta padeciendo.

Las naciones compitiendo por atraer inversionistas y crear nuevas fuentes de crecimiento económico y desarrollo para sus países. No había distinción para fines de la localización de una inversión. Pero el ascenso al poder de ciertos gobernantes determinó un cambio en ese modelo, toda vez que, más allá de atributos o defectos, su aparición respondía a nuevas realidades sociopolíticas en países como Brasil, Estados Unidos, Hungría, Turquía, China y México, bajo la enseñanza que las decisiones económicas debían subordinarse a las decisiones políticas, lo que indicó para la ciudadanía y empresariado que se preocuparían menos por el desarrollo y más por la subordinación y el control.

Es por ello, lo que debe ponernos en situación, que la mayor protección que una nación puede lograr ante esta nueva realidad estriba en la fortaleza de su propio desarrollo, solamente posible en el contexto de un gobierno con claridad de rumbo y una sociedad sin mayores estremecimientos. La ausencia de esta condición anticipa un complejo porvenir y ello no debe permitirse.

Se impone garantizar un desarrollo sostenible, fortalecer programas de infraestructura, atraer la inversión extranjera, tomar en cuenta procesos económicos en los espacios locales y regionales animados por empresarios; en lo que ayudan estrategias de desarrollo territorial centradas en aprovechar las oportunidades del entorno, el tejido económico local, los recursos humanos y el marco institucional local, para poner en marcha estrategias de desarrollo novedosas que potencien el desarrollo económico local, integrar infraestructura e inversión extranjera directa, para dar paso a programas integrales, que creen entornos favorables y aseguren el aprovechamiento del potencial económico regional, en la seguridad de avanzar en los métodos y herramientas de gestión para el desarrollo, a efecto de alcanzar competitividad territorial, luchar contra la pobreza y promover trabajo digno, decente, duradero y bien remunerado, aspectos que generarán cambios y transformaciones en los territorios, al tiempo de consolidar gobiernos que bien y mejor puedan conducir procesos mejores de desarrollo local.