Es comprensible que después de conocer los resultados de una campaña agresiva para elegir presidente y vicepresidente de la República, en la cual se prometen muchas cosas, más de la mitad de los colombianos se encuentran muy confundidos por la cantidad de reformas que el elegido presidente de la República, Gustavo Petro Urrego, ha expresado públicamente con la seguridad de lograrlas sin presunción o sospecha de ninguna naturaleza.
Yo digo que más de la mitad de los colombianos se encuentran confundidos porque les parece que modificar el Estatuto Tributario para sacarle a los ciudadanos ($50.000.000.000) cincuenta billones de pesos en un período de gobierno de (4) cuatro años, no es cualquier lagaña de mico, por mucho que se sepa de las regulaciones fiscales de la República.
Otra reforma que confunde es la Reforma Agraria, la cual muestra una derivación, mucho más confusa, al asignar bienes, de extinción de dominio del narcotráfico, asignados a la Sociedad de Activos Especiales (SAE) a los campesinos para cumplir parcialmente esa promesa. Ni que decir de la Reforma a la Justicia, de la Laboral, o de la Pensional. Mejor dicho, se las dejo ahí.
Los miembros de la Asociación Nacional de Industriales (Andi) y de la Asociación Colombiana de las Micros, Pequeñas y Medianas Empresas (Acopi), se reunieron en Cartagena con el presidente para expresarle sus puntos de vista sobre el respeto a la propiedad privada, y el impacto en la formación de riqueza, de la industria en el desarrollo económico y por lo tanto en la generación de empleo de calidad.
¿Por qué hicieron esto los industriales de la nación? porque quienes han despotricado de los regímenes de izquierda, establecidos en América Latina, han manifestado que los líderes izquierdistas aseguran inicialmente que respetarán todas las expresiones democráticas, pero después comienzan a reformar el sistema político para hacerse reelegir indefinidamente y ahí sí que entre el diablo y escoja.