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Escrito por:

Cecilia Lopez Montaño

Cecilia Lopez Montaño

Columnista Invitada

e-mail: cecilia@cecilialopez.com



Claro que lo sabíamos, pero como la mayoría ha jugado a “hacerse el loco” se necesitó una investigación de El Espectador para que se acabaran las disculpas para no abordar esta corrupción política en nuestra ciudad. Bajo el título “¿Quién da más en Barranquilla? Laura Angélica Ospina nos deja sin argumentos para no reaccionar. Independientemente de si Petro gana en esta ciudad o no, el tema escalofriante es la empresa sofisticada y consolidada en Barranquilla cuyo objetivo es la compraventa de votos para elegir a nuestros representantes en el Congreso de la República.
Aida Merlano es la punta del ice-berg de una forma institucionalizada a través el tiempo que cumple con todos los requisitos para ser una actividad productiva, con altos salarios para sus ejecutivos y con una red consolidada de empleados que funcionan como un reloj. Además, con un capital de trabajo monetario y humano que envidiarían muchas de las empresas no solo de Barranquilla sino del país.

La primera reacción es que por fin es claro por qué es casi imposible para los aspirantes al Congreso de la República, que no son parte de este clan, obtener votos para lograr esas curules. Simple. Si no se pertenece a la aceitada maquinaria, si no se está sometido a esas reglas, es absolutamente imposible. Que ingenuidad en la que han caído muchos, creer que con buena hoja de vida y buenos propósitos se convencía al electorado. Plata hermano es lo que cuenta, pero no cualquier plata sino la manejada por esta novedosa empresa electoral. La segunda reacción es que con razón el pobre desempeño de muchos de los elegidos por esta empresa, no dicen ni mu, prefieren tocar guitarra y cantar. Para que esforzarse si eso no importa, la curul está asegurada. Mejor dicho, está comprada.

Interesante que esto solo funciona o mejor, es clave solo en las elecciones para el Congreso de la República afirma la periodista. Interesante saber por qué; no queda claro en su artículo. Pero bueno, suficiente daño hace en la representación en el Legislativo. La verdad es que ya es imposible no reaccionar ante esta investigación precisamente en estos momentos. ¿Podrá esta denuncia afectar la eficiencia de esta maquinaria? Difícil pero lo que sí queda claro es que la política en Barranquilla o se limpia o se limpia. Y la razón es sencilla: ha dejado de ser un chisme local para ser una crítica fundada en investigación a nivel del país y ahí si las cosas se complican. Nuestros parlamentarios elegidos quedarán marcados, si no reaccionan como parte de este clientelismo descarado y corrupto que convirtió el voto en una mercancía bien cotizada y remunerada. Si creen que esto no deslegitima su labor están totalmente equivocados. Se mirará con mucha atención su desempeño y entrarán a ejercer sus funciones parlamentarias con una inmensa brecha de credibilidad que será difícil de superar. ¿Reaccionarán? Difícil, pero ojalá. Para no quedar tan mal por lo menos algunos de nosotros abramos este debate. Hay suficiente gente honesta en nuestra ciudad para zafarnos de esta mancha.


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