Un parque de infinitas estrellas…de mar

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Alberto Carvajalino Slaghekke

Alberto Carvajalino Slaghekke

Columna: El Arpa y la Sombra

e-mail: alberto.carvajalino@gmail.com



La construcción de un hotel siete estrellas en el Parque Tayrona no permite posturas medias. Se está o no de acuerdo con su construcción. Cualquier otra postura es permitir la construcción de algo que tenga las siete o algunas estrellas menos.

He leído en los últimos días, artículos a favor y en contra de la iniciativa. En algunos de ellos, se colocan ejemplos para validar la iniciativa sobre la existencia de hoteles, no sé si tan estrellados como el del Parque Tayrona, en otros lugares del planeta, olvidando un pequeñísimo detalle: El sistema vital del Parque Tayrona, es precisamente eso, una fantástica fábrica de vida.

En el Parque Natural Tayrona hay más de 100 especies de mamíferos, entre los cuales se destacan los monos aulladores, el tigrillo, los venados y varias especies de murciélagos. Con ellos, conviven 300 especies de aves, de las cuales el cóndor, el águila solitaria y el águila blanca son los protagonistas.

De igual manera, hay 31 especies de reptiles, 15 de anfibios, 202 de esponjas, 471 de crustáceos, y más de 1000 especies marinas.

Los delfines y tortugas marinas también frecuentan el área, las últimas, para desovar. Y si lo anterior fuese poco, en flora los ecosistemas oceánicos del Parque Tayrona contienen no menos de 350 especies de algas que representan tan sólo una parte de la vegetación total de esta área que es considerada la más rica de todo el Caribe colombiano, gracias a sus 31 tipos de plantas.

Con respecto a la fauna terrestre, hay más de 770 especies diferentes de plantas, que van desde los cactus hasta grandes árboles que pueden alcanzar los 30 metros de alto.

Esas quince mil hectáreas del Parque Tayrona donde bulle la vida en esa intensidad, es el relicto que hemos decidido conservar. Comparar el Tayrona con un lugar geológico, más específicamente con un punto caliente intraplaca como lo es en gran parte Yellowstone, donde la principal atracción son precisamente los geyser, resulta desafortunado, ya que ese tipo de espacio admite millones de visitantes.

Pero aún así, los hoteles son circundantes y no localizados en el interior del mismo. Igual sucede en Europa, donde la legislación es clara con respecto a los parques naturales, ya que se parte del principio del bien común.

Pareciese que los ejemplos que convalidan este tipo de proyectos se encuentran en África, tan en el sur de la dependencia como de la estupidez. Un parque natural nacional tiene una significancia y un significado que no pueden ser negociados.

Los parques naturales o reservas, cualquiera sea su nombre son la declaración más palmaria de la especie humana, que como especie, reconoce que de no declarar ese espacio como reserva y protegerlo, sería hoy un paisaje degradado por la insaciabilidad humana.

Un parque natural es una declaración y un legado para las generaciones futuras que les dice… miren, esto que ustedes ven, en este pequeño espacio, es una muestra de cómo era el mundo en algún momento de la historia y del cual en nuestro afán de lucro, perdimos el camino de regreso que nos impidió recuperarlo… un parque natural es la denuncia de una sociedad a su propia imbecilidad, ya que es la manifestación extrema de conservar lo que nos queda porque ya perdimos lo que teníamos.

La sostenibilidad sobre la cual descansa el proyecto es un discurso sin fundamento. La sostenibilidad no asegura la conservación. El área empleada para la construcción del hotel es un elemento de presión adicional a todo el sistema vital del parque, es reducir los espacios de movilidad a las especies que en el hoy subsisten tercamente.

La construcción de un hotel que por su estética pueda ser considerado amable con el paisaje y el entorno, es como el diamante en el diente de Diomedes.

Ahora, el punto no es si los pobladores ancestrales están o no de acuerdo, el punto es que muchos estamos en desacuerdo con esa iniciativa y si hay que movilizar cinco o diez millones de firmas, pues se hará. No importa lo que cueste.

Costará mucho más la degradación del sistema vital llamado Parque Tayrona y ello será una denuncia a nuestra incivilidad y una vergüenza. Yo prefiero un parque de infinitas estrellas…de mar.