Las voces del silencio en medio de la Covid 19

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Hermes Henriquez Algarín

Hermes Henriquez Algarín

Columna: Opinión
e-mail: herhen70@hotmail.com


La aparición de la Covid 19 representó innumerables desafíos para las comunidades científicas, los sistemas de salud de los países y la sociedad en general, esta última, resiliente, enfrentada a innumerables cambios, adaptaciones, pero, sobre todo, resistente ante la impotencia de quien, en medio de la angustia, no encuentra salidas y soluciones ante su situación, silenciando su voz por la impotencia, la injusticia y el dolor.

Esas voces de los ciudadanos de a pie, que algunos llaman marginales, y que en las estadísticas son clasificados como pobres, en situación de miseria y extrema miseria, integran una amplia población del país, 42,5% (Dane, 2020). Esta población, clama equidad e igualdad para mejorar sus condiciones de vida, pero, al contrario, la pandemia aumentó el nivel de desigualdad medida por el coeficiente Gini a 0.544 (Dane, 2020), una de las más altas de América Latina. En este sentido, la Cepal (2020) ha reconocido el rol de las estadísticas oficiales en la elaboración de la política pública para mitigar los efectos del Covid 19 y la reactivación postpandemia.

Las voces del silencio, callan la inconformidad por situaciones que pretenden pasar desapercibidas, pero que golpean a la población en medio de una pandemia que cambió la vida de todos. Esas voces que callan ante el anuncio de: “ya no hay vacunas, regresen mañana”, después de más de tres horas en largas filas y en medio del inclemente sol o la lluvia. Nada más frustrante, para quien salió a pie de su barrio con la esperanza de vacunarse para salvar su vida, pero de nuevo se devuelve, con la
desalentadora noticia. ¿será posible, qué los responsables de la coordinación de la vacunación prevean y organicen el proceso de tal manera que se eviten estas molestas e improvisadas situaciones donde el principal afectado es el ciudadano?

Las voces callan, ante las destempladas respuestas de algunas entidades de salud que indolentes no comprenden el drama ajeno, ante la gravedad de un familiar, callan ante un mecanismo de clasificación y priorización para la aplicación de la vacuna que lo excluye y lo deja en una larga lista de espera donde no sabe, si algún día alcanzará a llegar, debido a las altas probabilidades de riesgo de contagio que le pueden causar la muerte.

Las voces callan, ante las improvisadas medidas de confinamiento en medio de la necesidad de resolver sus necesidades diarias de trabajo para obtener el sustento diario de su familia, luego que un gobierno priorizara entregar los recursos a la banca, en detrimento de subsidios para los menos favorecidos, las personas sin empleo fijo y los más afectados en medio de una pandemia.

Las voces callan, ante la incertidumbre por la pérdida inesperada del trabajo que lo dejó sin la posibilidad de cubrir sus compromisos de alimentación, arriendo, servicios públicos, la salud, la educación de sus hijos. Voces que callan, ante las insuficientes ayudas del gobierno y el chantaje propio del oportunismo de algunos políticos y dirigentes que aprovechan la necesidad y el dolor ajeno, para tratar de asegurar capital político de cara a futuras elecciones.

Voces que callan, ante la invasión del espacio familiar, hoy convertido en oficinas de trabajo, salones de clase, entre otras actividades que complejizan la convivencia, la salud mental y física. También callan, por el desenfrenado afán por la reactivación económica a costas de miles de vidas humanas.

Voces del silencio, que se resisten ante la llamada nueva normalidad y claman por una solución de fondo a sus problemas ¿Será que estas situaciones encontradas en el día a día de la población de a pie, tendrá algún eco en la sociedad y sus autoridades? ¿Hasta cuándo tendrán que callar por las injusticias?