Según una reciente encuesta de Guarumo publicada en marzo, el porcentaje de colombianos que no quieren vacunarse contra el covid-19 es del 27%. Otro 7% no está seguro.
La cifra de personas dispuestas a vacunarse está creciendo. Esto ha sucedido porque se han desmitificado noticias falsas que se propagan en redes sociales, como que con la vacuna inyectan un chip. En enero, la DANE publicó que 44,2% de los colombianos no estaban interesados en aplicarse la vacuna. Ya en marzo esta cifra se redujo casi a la mitad. No ha habido nuevos reportes, pero la tendencia está marcada. Sin embargo, todo puede suceder y la pregunta planteada ha resonado mucho por el miedo a no llegar a esa inmunidad deseada.
En este momento, la vacunación es voluntaria y suena estricto pensar en obligar a alguien a introducir una sustancia extraña en su cuerpo. ¿Sería eso violar los derechos humanos? Países como España tienen una ley que les permite hacer que las vacunas sean obligatorias y aquellos que se rehúsen a aplicársela deben pagar multas altas. Sin embargo, la ley no se ha empleado para la vacuna del covid-19. En Colombia es completamente libre la vacunación. De hecho, la ley protege a aquellos empleados que no deseen ser vacunados para que no los puedan despedir. Pero, ¿no va esa decisión en contra de la vida y del futuro de todos?
Las respuestas a tantas preguntas no son claras y el debate sigue abierto, no solo en Colombia sino a nivel internacional. No es un secreto que hay mucha incertidumbre y miedo alrededor de las diferentes vacunas. Tampoco es un secreto que es algo que debemos hacer por el bien de la sociedad. En este contexto qué va primero, ¿lo individual o el bien común?