El Corzotón

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Francisco Galvis Ramos

Francisco Galvis Ramos

Columna: Contrapunto

e-mail: contrapunto@une.net.co



Nos vendieron la idea de que el senador Juan Manuel Corzo Román era un hombre por entero silencioso, taciturno, y que si acaso abría la boca para bostezar y contestar a lista, pero para su desgracia lo obligaron a hablar eligiéndolo presidente del Senado y ahí empezó Cristo a padecer.

Lo primero fue meterse en un lío con la opinión pública cuando presentó el malmirado proyecto de inmunidad parlamentaria que, por fortuna, retiró a buen tiempo, para más tardecito comprometerse en tamaño zafarrancho con el asunto del subsidio a la gasolina para los señores senadores, en cuya defensa ha sido desventurado gracias a la perversidad de los argumentos: que no tiene con qué tanquear dos vehículos, que prefiere recibir la gasolina a robar para pagarla.

El Senador, tal vez creyendo que la mejor custodia es el ataque, lo que no siempre es válido, en defensa de lo indefensable abrió otro frente que lo tiene molido a palos: el de los tuiteros a quienes culpa de sus actuales desventuras. Tiene más malicia un gato de porcelana porque ahí sí que fue peor.

Los tuiteros somos una comunidad muy extendida, contándonos por miles de millones en el mundo, no siendo pocos en Colombia y no yacemos, resultando muy efectivos en la red social para expresar opiniones, debatir y efectuar convocatorias instantáneamente. En Twitter estamos desde el pontífice Benedicto XVI, el presidente Obama, Mariano Rajoy, hasta nosotros los más desconocidos. De sobremesa pues, el senador Corzo se echó encima semejante multitudinaria mole.

Para la muestra un botón: este martes se hará el "Corzotón" destinado a recoger un dinero simbólico destinado a atender las deplorables condiciones de penuria en que se encuentra el senador Corzo a quien, como en el cuento de la pobre viejecita, los cerca de más de 20 millones de pesos que devenga cada mes, no le alcanzan para echarle gasolina a dos pinches carros, como si lo hacemos quienes tenemos ingresos mucho menores a los de él.

El Presidente del Senado se equivocó de entrada, pero su persistencia en el error lo tiene enfrentado a la inconformidad popular que, con visos de ira e intenso dolor, reclama además su dimisión. Si viviésemos en un país de las condiciones excepcionales de los nórdicos, ni se notaría el arrojo y el descaro con que el senador Corzo se mantiene en su ley y esto nadie lo podría garantiza, porque los pueblos son más dignos que algunos de sus dirigentes.

El caso, para ser justos, va más allá del senador Corzo porque, en los manoseos impúdicos al erario, hay comprometidos otros congresistas que tampoco están de limosna, pero Corzo es el responsable directo del asalto porque en él está que se dé o no gasolina y los demás lo son igualmente porque no han renunciado la prebenda.

Ante hechos como este, razón tendrán las personas cuando de los políticos en general abominan y de ahí parte la dificultad para convocarlas a las urnas.

Tiro al aire: empiezo a ver conservadores por quiénes votar: Luis Eduardo Tobón No. 3 para el Concejo de Medellín e Iván Darío Valencia Lotero No. 17 para el Concejo de Envigado.



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