Me iré después de la guerra

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Alvaro González Uribe

Alvaro González Uribe

Columna: El Taller de Aureliano

Web: http://eltallerdeaureliano.blogspot.com



Llevo toda mi vida escuchando el "puntillazo final contra las guerrillas" o, en otros términos más amplios y a la vez precisos, que habrá paz en Colombia. Ya está bien. No me quiero morir en guerra ni de guerra ni con guerra ni bajo la guerra ni sobre la guerra. Quiero morir después de la guerra.

Pero, ¿cómo hacemos? Demasiado tiempo escuchando estrategias, cambios de estrategias de lados y lados -porque no sólo son dos lados-, que más presupuesto para la guerra de lados y lados, que más ayuda internacional para la guerra de lados y lados, que propuestas de paz de lados y lados, que leyes para la paz para la guerra para la justicia y la reparación, que un presidente o un nuevo ministro o un alto comisionado o un nuevo general o nuevos jefes de grupos violentos.

Marchas, comisiones, organizaciones, palomas, camisas blancas, madres, libros, columnas de prensa -como esta-, foros, conciertos, días de, semanas por, palabras de papas, visitas de papas, oraciones de papas, ya está bien.

Pues hoy pienso que la cosa es muy sencilla, sólo que quienes viven del tema no quieren que se vea así, porque en este país hay mucha gente que de una u otra manera vive de la guerra y de las ansias de paz también, hay ejércitos de "violentólogos" y de "pazólogos" por todas partes, en todos los escenarios, bajo las piedras.

Una guerra sólo se acaba de tres maneras: Cuando uno de los combatientes la gana, cuando se llega a un acuerdo, o por sustracción de materia, es decir, cuando los combatientes se exterminan entre sí o agotan el botín. Al paso que vamos yo no veo sino la última forma para Colombia, demorada sí, somos muchos y Colombia muy rica, pero sin duda a esta forma conducen todas las acciones o inacciones. Yo no le juego a esa.

Quedan las otras dos: que alguno gane o que se haga un pacto. La primera no está siendo posible por mucho que hablen lados y lados, nadie la está ganando, o mejor: todos la "están ganando" durante muchos años", 60 años son suficientes para saberlo.

Hablar de negociaciones o como se les quiera llamar es peligroso en este país, recibe uno mandobles de todos los bandos y extremos, sin embargo, el sentido común dice que es la única salida. Si hay otra salida que alguien la diga ya, y que no sean manidas frases triunfalistas ni arengas trasnochadas.

No estoy soñando (del todo), el presidente Santos algo está ideando al respecto, pronunciamientos suyos lo dan a entender. Un Presidente no habla por hablar ni calla por callar, y menos este: calculador y práctico, con esófago baquiano en deglutir batracios, para bien y para mal. El Congreso también se empieza a mover.

Ya, señores de la guerra y de la paz: nos tendremos que tragar sapos, o mejor dinosaurios, pero eso es preferible a morir aplastados por sus pies grandes que pisan fuerte.

Conozco bien los fracasados procesos de Belisario y de Pastrana que sumaron cerca de 5 años, y también el fracaso social de una guerra que suma cerca de 60 años.

Estoy seguro de que un día la salida será política así no la queramos ya, pero como estoy seguro de ella, es más sensato ahorrar tiempo, es decir, muertos. Basta. De una vez salgamos de este drama absurdo y continuemos con lo otro.

Con lo otro, porque el conflicto con las guerrillas es solo parte del gran problema de Colombia. A mi generación le tocó recibir la guerra, incrementarla y ahora terminarla con una salida política que, aunque no se crea, es más fácil que reconstruir a Colombia en todos los órdenes. Perdón hijos y nietos. Hubiéramos preferido entregarles más.

Por mi parte, quiero irme después de la guerra, aunque sea con los fusiles humeantes. A ustedes les queda enterrar los últimos muertos y hacer un país. ¡Qué vergüenza con ustedes!