¿Llegó la luz?

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Escrito por:

Cecilia Lopez Montaño

Cecilia Lopez Montaño

Columnista Invitada

e-mail: cecilia@cecilialopez.com



La historia de la energía en la Región Caribe parece ser una de esas series de Neflix pero con la característica de tener un solo capítulo que repite lo mismo durante décadas.

Mientras tanto, la gente sufre, los electrodomésticos se funden, las máquinas también, las empresas se quejan con razón, y toda el Caribe, cuando menos piensa, se queda sin luz. Cuando a finales de los 90's el gobierno tomó la decisión de quitarle a los políticos de siempre las electrificadoras de la región, el problema era crítico.

No solo al Caribe, sino el mismo sistema nacional interconectado, estaba al borde de una crisis de inmensas proporciones.

No habían invertido en el mantenimiento de redes, acumulaban deudas inclusive del sector público, no le pagaban a sus acreedores y sus directivos señalaban que los pobres no pagaban, pero resulta que los ricos tampoco.  

Bajo el argumento que aun hoy se defiende de que el Estado es muy mal administrador y que el sector privado es lo máximo, estas electrificadoras pasaran a varias manos privadas hasta llegar a Electricaribe con los resultados que todos conocemos y que la región ha sufrido.

Se trató de pedir mayor control por parte de la Super de Servicios públicos con los resultados que todos conocen. Jamás se tuvo una respuesta adecuada y algunos denunciaron esa relación perversa entre el Estado y el sector privado que nunca funcionó.

Pero ahora más que nunca se requiere con urgencia entender por qué esta entidad pública no pudo frenar los desastres de tantos años en que el supuestamente eficiente sector privado manejó el tema en esta parte del país. 

Llega un nuevo actor, Air-e, a manejar algunos departamentos de esta parte del país entre ellos el Atlántico. Se supone que con la presencia de esta empresa mejorará este permanente dolor de cabeza de los costeños y por ello es fundamental reconocer algunos temas críticos. Se requieren grandes inversiones para poner a funcionar de manera eficiente este sistema.

Se han anunciado muchas de inmediato y en el mediano plazo. Recuerden, son décadas en que no se han hecho las inversiones necesarias ni siquiera para el mantenimiento del servicio.

Además, la pregunta que surge necesariamente es si esta nueva empresa tiene plena conciencia de la inmensa pobreza de amplios sectores de la sociedad aun en el departamento del Atlántico, y específicamente en Barranquilla.

Este es un reto inmenso que debe ser manejado no solo con criterio de eficiencia sino de equidad. Barranquilla que se ha vendido como la ciudad perfecta no lo es ni tampoco su realidad es solo la de las zonas que siempre se muestran. 

Además, otros sectores con capacidad de pago pueden haberse acostumbrado a este gran desorden y allí especialmente en entidades públicas si puede darse la cultura del no pago. Atacar esto desde un principio puede ser fundamental y el buen servicio, sin permanentes cortes de luz, puede ser el mayor incentivo para que no vuelvan a repetirse vicios del pasado.

Ojalá, a partir de la llegada de la nueva empresa, se pueda decir con firmeza y sin temor a equivocarse: Llegó la Luz.



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