¿Contradicciones?

Columnas de Opinión
Tamaño Letra
  • Smaller Small Medium Big Bigger

Escrito por:

Joaquín Ceballos Angarita

Joaquín Ceballos Angarita

Columna: Opinión 

E-mail: j230540@outlook.com


La tozudez de los hechos se manifiesta en los acontecimientos sociales. A diario percibimos la falta de coherencia entre el pensamiento y la acción de los miembros de la comunidad.
Las contradicciones afloran por doquier en el acontecer cotidiano. No debe haber ciudadano que no quiera lo mejor para su Patria. La apatrídia jamás debiera darse, pero, infortunadamente, se da. Y tristemente, con frecuencia inusitada nos informan de los actos depredadores que en Colombia se cometen contra el Ecosistema: deforestan miles y miles de hectáreas en la selva amazónica, considerada el pulmón verde del mundo, para sembrar coca, base de la producción de cocaína, sicotrópico que aniquila a los seres que la consumen; talan bosques en las cuencas hídricas, y afectan la fauna y la flora; se practica la minería ilegal que al remover la tierra y emplear substancias químicas, envenenan las aguas de los ríos y de las quebradas que sirven para regar cultivos y que requieren los acueductos que les suministran el líquido vital a ciudades y poblados. También derriban torres de conducción eléctrica, dinamitan oleoductos, gasoductos, carreteras, puentes, túneles, viaductos, y obras muchas de la infraestructura nacional, con pérdida de ingentes recursos del tesoro público invertidos con grande esfuerzo a lo largo de varias décadas.

Nadie debería atentar de ese modo insensato y perverso contra el patrimonio del Estado, que es el mismo de todos los colombianos, pero, ¡oh paradoja! Sí hay quienes de esa manera destruyen la riqueza del país. Es decir, sí hay apátridas. Sí hay delincuentes. Estos, en una sociedad decente y ética deberían recibir la sanción que en derecho y justicia merecen. Sin embargo, para ellos no hay castigo, sino premio: amnistía, indulto, impunidad y honores.

Beneficios estos otorgados también a los extorsionistas, secuestradores, torturadores, reclutadores de niños y niñas, genocidas, incursos en crímenes de lesa humanidad, tipificados por el Estatuto de Roma, de la Corte Penal Internacional, aprobado por el Congreso de Colombia mediante la Ley 742 de junio 5 de 2002. Gran contradicción: en esta Patria, a los que tratan de destrozarla, a los apátridas, se les unge con bálsamo lustral y se les orla con el título de “Padres de la Patria”, honorables congresistas de la República. Clamamos por que haya justicia pronta y cumplida; empero ofendemos la majestad de ésta dejando en libertad a criminales atroces y negándole garantías procesales a imputados amparados en la presunción de inocencia. Anhelamos justicia en la plenitud de su concepción axiológica y teleológica, pero llegan a las altas cortes individuos que emplean el birrete y la toga para conformar carteles y proferir decisiones con sesgo ideológico o movidos por el oprobioso peso de la dádiva.

Soñamos con una sociedad en paz, mas no eliminamos los factores que enervan tan loable propósito. La paz es bendita y debe ser imperativo insoslayable conquistarla. Pero no podremos entronizarla, mientras se mancille el derecho, que a través de sus normas mantiene el orden social fundado en la justica. Creer que puede haber paz donde no hay derecho, es pretensión vana y contradicción inexcusable. Se dice y se repite que la corrupción es el mayor flagelo que azota a Colombia; que la matriz del mal está en el narcotráfico “el combustible que alimenta la violencia”; no obstante, la Corte Constitucional, en actitud farisaica declara exequible la fumigación aérea, pero pone una serie de condiciones que hace imposible fumigar. Prefiere que se haga erradicación manual, por campesinos voluntarios, policías y soldados, que terminan asesinados por los narcoterroristas que les disparan o siembran minas antipersonas. No quieren corrupción, ni violencia, pero impiden que se combata la fuente de estas. Contradicción ostensible. ¿Quiénes Invocan los derechos humanos? Los que nunca los han respetado. ¿Contradicciones? Incoherencia, cinismo.