El “mala paga”, verdugo de las pymes.

Columnas de Opinión
Tamaño Letra
  • Smaller Small Medium Big Bigger

Escrito por:

Antonio Jose Miranda Vives

Antonio Jose Miranda Vives

Columna: Opinión

E-mail: ajmirandav@hotmail.com


Muchas empresas no se quiebran por falta de ventas, ni siquiera por exceso de costos, si no por falta de liquidez que les permita continuar sus operaciones. Cualquier persona que ha administrado un negocio sabe que un aspecto fundamental para mantenerse a flote, es conservar capital de trabajo suficiente que le permita hacerle frente a las obligaciones inmediatas. Lo anterior sin desconocer que, así como las ventas son la fuente de ingresos por excelencia de las empresas, las condiciones de pago, es decir la forma y el tiempo en la que se realiza el ingreso de dinero a la caja por concepto de las ventas, es la columna vertebral de las finanzas de cualquier empresa.

Ha pasado de agache en muchos países y en el nuestro no es la excepción, que un gran número de “empresarios” ha optado por establecer una cultura de “mala paga” hacia sus proveedores, que consiste en realizar el pago de los bienes y servicios que disfrutan o revenden, en tiempos que van desde los 90 días hasta los 180 días en promedio; esto sin dejar de lado que este tiempo comienza a contar una vez se radique la factura, como si con recibir y disfrutar de la mercancía no bastara. Es decir, el tiempo es incluso mayor.

Para ilustrar mejor la situación pongamos el siguiente ejemplo: una empresa proveedora le vende a otra un producto a $100.000 de los cuales $20.000 son impuestos y $40.000 su costo; Sin importar cuando le paguen, ésta debe pagar $60.000 (impuestos+ costos) de forma casi que inmediata, mientras que los ingresos por la venta los recibirá en el mejor de los casos en 90 días. Esto hace que la empresa proveedora se descapitalice y tenga que recurrir a los bancos, los que le “ayudaran” con el capital que requiere mientras su buen cliente le paga la factura; pero como no todo es gratis, estos se quedaran con unos intereses aproximados del 2% mensual.

Hasta aquí no ha pasado nada. El problema está en que en cuanto mayor sean las ventas, el peso de la cartera se hace más grande, el gasto financiero aumenta comiéndose la utilidad y causando que las pequeñas y medianas empresas que no tienen músculo financiero terminen quebrando, mientras las grandes empresas acaparan el mercado. Del otro lado tenemos las “mala paga”, que, a pesar de haber disfrutado o revendido el producto, no pagan si no hasta en 180 días, gozando de un dinero en caja (que no es suyo) con el que generan rentabilidades gracias a reinversiones o ahorros en sus costos financieros.
Para decirlo de una mejor forma, las empresas “mala paga” se financian con el capital de trabajo de sus proveedores hasta que finalmente los quiebran por agotamiento de los recursos de estos. En esta lista de verdugos los acompañan los bancos quienes cobran sus onerosas tasas y el gobierno que se cobra primero los impuestos antes que la empresa reciba un solo peso. Esta mala práctica que se creía exclusiva de las grandes empresas hacia las pymes, se da también entre las pequeñas y medianas empresas, ganando siempre la de mayor musculo financiero.