Restaurar a Colombia

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Hernando Pacific Gnecco

Hernando Pacific Gnecco

Columna: Coloquios y Apostillas

e-mail: hernando_pacific@hotmail.com



El país está sobrediagnosticado; se juntaron el cáncer de la corrupción con la pandemia del narcotráfico y la violencia patológica, poniendo a Colombia en estado crítico. Esta situación compleja requiere un punto final; quienes están enquistados en el poder no permiten modificar las cosas si no les conviene, y la cruzada para cambiarlos legal y democráticamente se antoja hercúlea. Están cooptados todos los poderes. Las cajas de resonancia ¬ꟷmedios de propaganda y en influenciadores pagados¬ꟷ buscan magnificar lo bueno, tapar lo deshonroso y desviar los focos de atención. Ello resulta repulsivo para el ciudadano honesto.

Si bien la constitución del 91 propuso un país más equilibrado, incluyente y moderno, varias reformas pretenden regresarnos al superado modelo decimonónico de la anterior carta magna. Cuanto más tiempo transcurre, más se profundiza la inequidad y la exclusión, más se concentra la riqueza y el poder en cada vez menos colombianos. El delfinato asegura a futuro el control del gobierno en castas privilegiadas, la violencia se torna cómplice, y todo problema se soluciona con más impuestos y privatizaciones de los activos productivos, de propiedad de todos los colombianos apelando a tesis falaces.

Por ello, es menester adoptar acciones de corto, mediano y largo plazo. Para el próximo proceso electoral es prioritario hacer pedagogía política al elector; corresponde revisar cuidadosamente las distintas opciones políticas, visibilizar y estudiar sus propuestas de gobierno, que deben apuntar a una nación más equitativa, exigir real transparencia a las autoridades y entes de control del estado ꟷque se antojan inoperantesꟷ en los comicios, promover medios de información realmente independientes, y apartarse del apoyo a personajes involucrados en manejos dudosos del estado o en cuestionables conductas públicas. En realidad, es hora de elegir otros gobernantes. Cada candidato debe notarizar y publicar sus propuestas de gobierno procurando transparencia y coherencia entre lo ofrecido y lo realizado. Sus declaraciones de renta deben ser públicas por al menos 10 años después de terminar su ejercicio, y los períodos de mandato deben recortarse, poniendo además limitaciones al entorno político para controlar el gobierno en cuerpo ajeno.

También es menester interpretar la actual constitución tal como lo ofrecieron los constituyentes. Colombia es un estado social de derecho en el papel, pero nuestros mandatarios creen que el país es de su propiedad y lo manejan al mejor estilo feudal. Ajustar este modelo no implica una constituyente nueva ni dejar de lado ciertos logros fundamentales; por ejemplo, los derechos ciudadanos inalienables no deben constituirse en negocios privados. El contubernio entre algunos gobernantes y ciertos sectores privados favorecidos por aquellos es la causa primaria de la inequidad, exclusión y, consecuentemente, de la corrupción. Esto se complica por el escaso control de los poderes políticos y medios involucrados; cualquier divergencia es aplastada sin contemplaciones. No hay lugar a nada distinto de la uniformidad. Las redes sociales han cambiado sustancialmente el entendimiento de la política y la información publicada. El lado bueno es la posibilidad de expresar diferencias de criterio e interactuar con los líderes de opinión: la cara oscura es que se han convertido en campo da batalla muchas veces ajeno a cualquier planteamiento ideológico; la violencia verbal y las amenazas no se hacen esperar.

Proponer entonces modelos de estado funcionales, como el estado social de bienestar significa promover la justicia social para, buscando un estado que atienda a sus ciudadanos desprotegidos. Ello implica mayor y real participación ciudadana, promoción de energías limpias, reconversión del campo en despensa alimentaria para autoabastecimiento y exportación, así como un modelo de desarrollo agroindustrial, regreso a la salud como un derecho fundamental protegido por el estado, educación universal pública gratuita hasta nivel universitario y obligatoria hasta bachillerato, fomento de investigación, desarrollo y emprendimiento basados en nuestra inmensa diversidad. Incluso, despenalizar la droga y transformarla en una industria de medicamentos. Es un modelo que funciona muy bien en Europa y otros lugares en donde los males que hoy nos afectan ya han sido superados.