En la conquista del público internauta, los medios de comunicación están llamados a democratizarse. La nueva era digital le permite a la gente acceder a portales noticiosos y de opinión que están diseñados con un sello alternativo, propio de la autonomía personal.
Estos periodistas pretenden, generalmente, impulsar nuevas formas de ejercer su labor sin temor a ser vetados por sus posturas políticas, sociales o religiosas. Y esto ocurre porque hay quienes no soportan el hecho de someterse a la dictadura editorial de los más poderosos. Una decisión acertada si se tiene en cuenta que vivimos en un Estado social y democrático, en el que es fundamental identificar diversidad en las posturas analíticas puesto que es así como se forma a una ciudadanía responsable, crítica y con una visión integral de los asuntos públicos.
El periodismo puramente alternativo también representa a una nueva faceta dentro de la democracia dado que allí encontramos a jóvenes opinadores e influenciadores con grandes cualidades escriturales, lo que nos demuestra que los grandes analistas no están únicamente en las casas tradicionales de medios, sino que también pueden encontrarse en plataformas independientes. Ahora ya no es el columnista X o Y, perteneciente a algún reputado periódico el único que logra cautivar a la opinión pública; pues ahora están surgiendo nuevos y disruptivos líderes que compiten sana y legítimamente para cautivar de manera positiva a los lectores.
No es mucho lo que un columnista digital -o un disidente del periodismo tradicional- tenga que envidiarle a los opinadores que integran ese ‘selecto’ grupo de referentes nacionales, toda vez que en el marco de las nuevas tecnologías de la información cualquiera puede exponer su opinión adquiriendo un blog o un dominio web, para darle inicio a una opinión alternativa sin que esta esté sometida a criterios editoriales.
Comprendemos, entonces, que ahora no es excluyente ejercer el periodismo, porque la tecnología lo ha democratizado. Ello se encuentra íntimamente ligado al auge de las plataformas digitales y a la masificación de las redes sociales. No obstante, es de suma relevancia que dicha labor sea ejercida con seriedad, responsabilidad y profesionalismo, puesto que, en esta nueva era tecnológica es muy factible encontrarse con las denominadas ‘fake news’ creadas para restarle legitimidad a la función.
Conclusión: Es posible ejercer un nuevo periodismo alternativo, apegado 100% a la ética profesional y a la responsabilidad social de informar, analizar, opinar y criticar con estructura e independencia. De la misma manera, es importante que los medios tradicionales sean creativos al momento de reinventarse; ello con miras a obtener dos logros importantes. Primero: no desaparecer ante la opinión pública. Segundo: evitar la coacción de la pauta oficial, ya que esta impide denunciar lo que sea menester.