No hay que perder la esperanza

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Manuel Torres Lopera

Manuel Torres Lopera

Columna: Opinión

e-mail:  manuelcaribe33@hotmail.com


El mundo en este momento se encuentra convulsionado por la propagación de la epidemia, el miedo se ha apoderado de la sociedad, hay incertidumbre de lo que pueda pasar más adelante, las economías de las naciones están decayendo, la población informal es la más afectada, estas personas viven del día a día y a veces sin estar incluido a un programa social.

Los que cuentan con un empleo formal y sus prestaciones sociales es fácil y divulgar en las redes sociales y en el internet la palabra quédate en casa y quiero manifestar en esta nota de opinión que no estoy en contra de la medida, porque el aislamiento social según los expertos ayuda mucho a contener este virus, pero si hay que ser solidarios con la otra Colombia que sufre por la indiferencia de una clase dirigente que no ha tenido voluntad política para hacer cumplir nuestra constitución.

El hambre en los países latinoamericanos no es un nuevo problema, los sistemas corruptos han devorado los presupuestos de los Estados y muchas poblaciones vulnerables les recae está desgracia, preocupa que estas restricciones que ha tomado el Gobierno Nacional para preservar la salud que es un Derecho Universal ante todo, y que si no hay efectiva ejecución en la asignación de los subsidios, los muertos que va arrojar el hambre va ser mucho mayor que el Covid- 19, hasta se pone en riesgo el orden público y esto se podría salir de las manos.

Históricamente nuestro país nunca ha optado por una política para mitigar la crisis, parece que los dirigentes se acomodan en ahondar la crisis para buscar un interés particular, la presencia de este virus en Colombia a desnudado la cruda realidad política, social y económica, en verdad no estábamos preparados para contener esta pandemia, el sistema de salud ha quedado al descubierto las irregularidades que a diario han padecidos los usuarios del sistema antes que se diera la propagación, es vergonzoso que los hospitales y clínicas no tengan a disposición insumos de primera necesidad para atender a los contagiados e inclusive parte del personal médico han tomado la decisión de renunciar porque no hay la mínima garantía para una atención integral y también corren con el riesgo de contraer la enfermedad porque tampoco se les dota de los elementos de bioseguridad.

También preocupa la clase asalariada la crisis le ha arrebatado sus puestos de trabajo, a otros los han enviado a sus casas a través de licencias no remuneradas o le reducen los sueldos con el fin de no despedirlos, los analistas manifiestan que millones de personas en el mundo quedarán sin trabajo por culpa del coronavirus, aumentarán la tasa de desempleo y demás indicadores sociales.

El virus ha tambaleado a países del mundo con poderío industrial y otros con economía emergente y ha enfermado a sus poblaciones y consecuente a esto sus economías, es incalculable las pérdidas millonarias y los expertos en economía dicen que pasarán años para poder recuperarse de este desastre y lo paradójico de esto es que muchos están perdiendo y unos pocos están ganando pareciera que lo grandes líderes de este planeta supieran que estos hechos iban a pasar.
Es triste ver en medios de comunicación como hay familias que pierden a integrantes por el Covid-19, no pueden hacer el velorio tradicional, y causa una afectación psicológica a los demás miembros.

Aunque el panorama se vea desolador, gris, nosotros los colombianos somos una raza pujante que a pesar de la crisis no renunciamos a nuestros sueños, no hay que perder la esperanza, hoy más que nunca estar unidos y solidarios con los más débiles y aferrarnos al Dios todopoderoso.