Pandemia digital

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Eimar Pérez Bolaños

Eimar Pérez Bolaños

Columna: Opinión

e-mail: eimar.perez@unad.edu.co


La digitalización de la vida acontece como un nuevo paradigma en todas las actividades de la condición humana, convirtiéndose en el medio más eficaz de masificación de la información. No obstante, en medio de la pandemia que enfrentamos actualmente, lo cual es un hecho inédito para muchos, pero que, pone en vilo los hábitos, los ritmos y todas las dinámicas a las que hace tiempo estábamos acostumbrados. ¡la vida cambió, el mundo cambió! Pero también se maximizó el ritmo digital de la información.

Ahora bien, con las anteriores afirmaciones me surgen dos interrogantes: el primero estriba en ¿cuál es la utilidad de las herramientas digitales en medio de la amenaza de propagación del Covid19? Y el segundo, ¿qué tipo de información es la más recurrente en medio de la pandemia?
Con relación a la primera pregunta, en China, los instrumentos digitales se convirtieron en el medio más eficaz de control y vigilancia de la pandemia. Tanto así, que a través de aparatos sofisticados se detecta el nivel de temperatura de las personas y por medio de mensajes de texto se ponen en alerta a las personas cercanas a posibles peligros de contagio. También, se habla de la instalación de un número amplio de cámaras en varios lugares, lo cual detecta en el transporte, lugares públicos a personas contagiadas, permitiendo tomar medidas urgentes. En ese sentido, el modelo chino, es un ejemplo de contención eficaz y de rigor a través de los instrumentos digitales. Aunque la medida tiene unas connotaciones políticas amplias; en este caso, solo resalto lo “positivo” en cuanto a la mitigación pandémica.

Por otra parte, la tecnología digital nos ha permitido en medio del aislamiento como medida hipotética de contención, mantener parte de las dinámicas laborales en ciertos aspectos, dependiendo de las funciones y las políticas adoptadas por cada empresa. Además, de comunicarnos a través de vídeo llamadas con familiares y amigos, también estar al tanto de los sucesos que acontecen en relación a la propagación o mitigación del virus. Aclaro que, cuando digo hipotético, es por la forma en cómo se pronuncian los científicos y epidemiólogos a nivel global con respecto al conocimiento certero de la enfermedad, la forma de detectarla, síntomas reales, medidas exitosas para la cura, etc.

Con respecto a la segunda pregunta que propongo, me permite reflexionar sobre el tipo de información que se masifica digitalmente en medio de la pandemia y cómo la asume la ciudadanía. No en vano es recurrente el análisis, pues si bien es cierto que estamos mediados por la digitalización de las cosas, dentro de esa dinámica también emergen otros fenómenos como los Fake News, lo cual es promovido por el mismo caos y pánico que genera una pandemia en este caso.
Por tanto, mientras que el modelo chino ha implementado una tecnología digital como instrumento eficaz de contención de la pandemia, en otros lugares, especialmente en Colombia la tecnología digital ha permitido promover la desorganización y la desinformación, de esto no se escapa ningún ciudadano. Observo, como se comparten cadenas de mensajes sin antes pasar por el filtro del sentido común (razón), un juicio fundamentado y de un análisis riguroso. La desinformación se ha convertido a través de los medios digitales en el aparato generador de caos y crisis de salud (estrés, nerviosismo, aceleración de la hipertensión) más que la llegada del mismo Covid-19 al país.

En consecuencia, las medidas preventivas de propagación están bajo el criterio de todos, es decir no hay una estrategia unívoca a parte del aislamiento como regla nacional. Los usos de tapabocas y antibacteriales, tanto su uso y precio se incrementaron, de los cuales los científicos consideran que son falsas expectativas de prevención si no se tienen en cuenta las medidas sugeridas, sobre todo, las del contacto social.
En fin, la pandemia, nos ha mostrado que existen otro tipo de “virus” que siguen siendo letales en nuestras formas de ser y de actuar como ciudadanos. Valdrá la pena empezar también a combatirlos.