La pobreza monetaria

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Manuel Torres Lopera

Manuel Torres Lopera

Columna: Opinión

e-mail:  manuelcaribe33@hotmail.com


Se consideran como pobres monetarios a las personas que residen en hogares cuyo gasto per cápita es insuficiente para adquirir una canasta básica de alimentos y no alimentos (vivienda, educación, salud, transporte, etc.).Preocupa como el dinero diariamente pierde su valor, donde ese ciudadano que lucha por salir adelante afronta adversidades ante una economía mundial que varía constantemente.

Recordar la infancia cuando veíamos que nuestros padres hacían mercado con lo necesario y traían suficiente provisión al hogar, en realidad se vivía en aquellos tiempos, a diferencia de hoy que se sobrevive por la disminución de la circulación del dinero, existen ciertos factores que causan este fenómeno entre estos la malversación de los recursos públicos, cada año la ineficiencia en el gasto de los Gobiernos de América Latina y el Caribe genera un despilfarro de 220.000 millones de dólares el equivalente a un 4,4% del PIB.Esa cifra bien invertida sería suficiente para acabar con la pobreza extrema en la región”, asegura Alejandro Izquierdo, economista jefe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

La importancia de la priorización del gasto público, es la inversión a infraestructuras que en verdad atiendan la necesidad de la comunidad; por ejemplo en estos tiempos algunas ciudades del mundo están padeciendo la falta de suministro de agua potable, y si no se gestiona y se invierte para un acueducto moderno, estas ciudades entrarían a un estancamiento en el desarrollo social. No son atractivas para el asentamiento empresarial, ocasionando que la tasa de desempleo no baje y los ingresos de los hogares no mejoren.

Cuando sube el precio del dólar, pone a tambalear la economía interna de los países que están ligado a esta moneda, la razón que el sistema de producción, depende mucho de insumos que en su mayoría son importados y cuando se da la tendencia del alza ocurre el encarecimiento para adquirir estos insumos y los productos nacionales son afectados por un incremento que le dificulta al consumidor la posibilidad de obtener el producto.

La clase asalariada es golpeada anualmente por el bajo incremento del salario mínimo, esta población no alcanza a satisfacer las necesidades básicas que rodea un hogar y recurren a hacer uso de las tarjetas de créditos desconociendo la educación financiera, el cliente alcanza un nivel alto de endeudamiento que lo conlleva a un desequilibrio financiero. Cabe mencionar que según los datos más recientes de la Superintendencia Financiera, a noviembre de 2019 el saldo total de estos préstamos asciende a $155,4 billones, lo cual representa un crecimiento real anual de 11.5%.

El consumismo absorbe las finanzas si no hay control del que administra sus finanzas, el mensaje que lanza es” si no lo compras no estás a la moda”, para combatir la pobreza monetaria la educación financiera debe cumplir un rol importante en promover una cultura de ahorro, de gastar lo necesario para una buena administración del dinero, las dificultades económicas a veces le queremos asumir toda la responsabilidad a los que tienen el poder de dirigir los rumbos de una Nación y no reconocemos nuestra mala administración con el manejo de nuestros ingresos, gastamos más de lo que ganamos, la reflexión de esta nota de opinión es que los programas sociales que se han enfocado para mitigar esta problemática, han mejorado la fachada de la pobreza, de que la personas más vulnerables accedan a una vivienda digna con el servicio de energía eléctrica, agua potable, gas natural y el acceso del internet, superando la pobreza multidimensional, más no hay un mejoramiento de ingresos, porque la persona al adquirir estos beneficios al menos cuente con una estabilidad laboral para asumir sus gastos. Los Estados están en la obligación de generar políticas públicas de emprendimiento ante la incapacidad de generar empleo.