Nukak Makú: los últimos inocentes sobre la tierra (II)

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Escrito por:

Jorge García Fontalvo

Jorge García Fontalvo

Columna: Opinión

e-mail: jgarciaf007@hotmail.com



Hace aproximadamente unos diez años tuve la gran fortuna de apreciar un documental producido por un grupo de investigadores europeos que se internó en la selva amazónica y accidentalmente se topó con un grupo de indígenas perteneciente a la etnia Nukak Makú. Las imágenes eran impactantes, extraordinarias, cargadas de inocencia y de virtud. La última tribu nómada del planeta hacía su aparición de manera repentina e intempestiva ante la presencia torpe de la civilización.

Los últimos inocentes sobre la tierra, aún no lo sabían, habitaban en mi Colombia. En lo más inhóspito y profundo de la jungla del Guaviare colombiano, se escondían los Nukak de la perversidad que trae consigo mismo el mundo contemporáneo.

No podía creer que estos seres menudos, asombrados y temerosos del hombre moderno fueran al mismo tiempo portadores de una gran inocencia, virtuosidad y sublime bondad. No podía creer que estos seres humanos maravillosos y especiales carecieran de todo lo que al mundo civilizado le sobra. Sin embargo, al mismo tiempo percibí, que a ellos nada les falta y a nosotros nada nos sobra.

Pero lo que más llamó mi atención fue conocer que entre sus carencias sobresalían algunas que a mí mismo y a mis semejantes nos hace avergonzar. El egoísmo, la envidia, la avaricia y todos esos sentimientos negativos que nos convierten en personas corruptas y en seres desprovistos de humanidad y espiritualidad, no hacían parte de la condición especial de seres humanos dignos del amor de Dios, que se aprecia en los Nukak Makú.

Los investigadores europeos, incuestionablemente, tuvieron la inmensa fortuna de toparse con lo más excelso y especial del género humano. Tuvieron también, la fortuna de admirar y de apreciar la grandeza y el poder de Dios manifestado en estos seres indefensos, dotados de una calidad humanística indescriptible.

Hace diez años no hubiese imaginado que algún día escribiría un artículo sobre los Nukak, es más, hace diez años no imaginaba siquiera que pudiese escribir algo en forma medianamente coherente.

Hoy no me resta sino dar gracias a Dios porque me ha permitido exteriorizar mi pensamiento en palabras escritas y a la vez, me ha dado la claridad precisa para hablar acerca de la pureza y la limpieza que caracterizan a los hombres y las mujeres que forman parte de la etnia Nukak Makú.

Este artículo es un homenaje sentido y sincero a los habitantes del Edén, un homenaje a los Adán y Eva de hoy. Un homenaje sincero a aquellos seres que viven en el paraíso creado por Dios en tierras del Guaviare, en Colombia mi país. Un homenaje sincero a quienes nos han enseñado a pensar limpiamente sobre lo que nos rodea y nos han mostrado además, que podemos convivir en paz y libres de todo sentimiento negativo que perturba nuestro ser.

Este artículo es también un homenaje sentido a todos los seres humanos dignos hijos de Dios, cerca o lejos de ti y de mí, que interiormente han atrapado la sinceridad, la sencillez y la inocencia de los Nukak. A todas esas personas capaces de vivir como lo hace la última tribu nómada del planeta, mis más sinceros respetos.

Gracias mil doy a Dios, porque existen los Nukak. Porque existen seres humanos como ellos. Y porque además existen miles de personas en el mundo que disponen lo necesario para asegurar la supervivencia de "los últimos inocentes sobre la tierra.