La patria que tolera la opresión

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Manuel Torres Lopera

Manuel Torres Lopera

Columna: Opinión

e-mail:  manuelcaribe33@hotmail.com


Colombia es un país que por su historia de violencia ha ocasionado tristeza y dolor, nuestras instituciones con los altos índices de imagen desfavorable, a pesar de estos acontecimientos negativos esta nación se ha caracterizado por mantener una democracia estable y un pueblo sumiso a las decisiones que se toman desde la esfera del poder público.

El sistema político tradicional ha reinventado escenarios en el transcurrir de los años para permanecer en el poder y ese sistema dominante ha quedado en deuda social con el ciudadano de a pie, que lucha día a día en sobrevivir de un Estado que se preocupa más en imponer una carga tributaria inequitativa que tratar de mejorar los ingresos de los hogares colombianos, es importante decir que así como generamos derechos también tenemos deberes y una de ellas es el pagar impuestos pero de manera equitativa. El escritor e investigador Orlando Mejía afirmo que “la corrupción en Colombia es connatural con la existencia del país y ha transcurrido por más de 200 años y resalto que es un país donde la corrupción esta institucionalizada de una manera virtual”. El “desangre” financiero de las arcas del Estado dejan un déficit que obliga al Gobierno Central a presentar en el Congreso de la República reformas tributarias o la ley de financiamiento para tapar los famosos “huecos fiscales”, esto me parece injusto que los desvíos y malversación de los recursos públicos causados por unos pocos terminen pagando los “platos rotos” los pobres.

Esto es un país que tolera la opresión y los ciudadanos en su mayoría sigue creyendo que las decisiones trascendentales solamente la deben asumir la clase dirigente y en la espera de un cambio de las instituciones, pero las tendencias de la política moderna enfocan un pensamiento acertado que “Si cambiamos como sociedad nuestras instituciones cambiarán”. Es bastante curioso cuando se escucha o se lee en los medios de comunicación el anuncio de paquetes tributarios, la gente comienza en las redes sociales a manifestar su inconformidad pero es una reacción leve de la sociedad, no hay una protesta social inmediata que salgan a la calle de manera pacífica y hacer presión para que prevalezca el interés general sobre el particular e incluso se protesta cuando la decisión está aprobada y se está ejecutando. Hay ejemplos de países como Francia surgió un movimiento los “Chalecos Amarillos”, un colectivo que ejerció presión social a través de la protesta contra la política fiscal y social de Emmanuel Macron actual presidente de Francia y que lograron en ese momento su objetivo de defender el interés general de la sociedad francesa.

El Estado Colombiano entregó la responsabilidad de administrar bienes y servicios a particulares, donde estos grupos empresariales con la complicidad de un poder regulatorio estatal ineficaz, el actuar de estas empresas están oprimiendo a los usuarios y clientes en consumos excesivos que se refleja en la emisión de facturas de cada mes, un ejemplo de esto las empresas de servicios públicos domiciliarios, la imposición de servicios adicionales, a veces niegan el ejercicio del derecho de contradicción, estas empresas mantienen abuso de posición dominante, planean estrategias para desgastar al ciudadano cuando se decide a reclamar sus derechos, la persona se encuentra con largas filas y con uno o dos funcionarios atendiendo, es agobiante esperar horas para presentar un documento y muchos prefieren pagar la factura con un cobro injusto.

Las reflexiones que dejo en esta nota de opinión que “la administración pública no pueden actuar de espaldas a los ciudadanos ni fundar sus decisiones sobre la base de la ignorancia de ellos” y hay que ser diligente en reclamar nuestros Derechos Fundamentales que están tutelado en nuestra carta magna.