Color de piel: Una larga lucha (1)

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Carlos Payares González

Carlos Payares González

Columna: Pan y Vino

e-mail: carlospayaresgonzalez@hotmail.com



El siglo XVII fue conocido como "el siglo del terror" en Cartagena de Indias. Los negros esclavos se fugaban y atacaban las haciendas de los españoles.

Incluso, hacían incursiones armadas hasta la misma ciudad amurallada. Los negros, traídos a la fuerza desde el continente africano, reclamaban por las vías de hecho la libertad ante funcionarios del gobierno, religiosos y comerciantes.

Los negros esclavos que rompían con las cadenas de la rígida sociedad colonial (llamados libertos, cimarrones, palenqueros, etcétera), sufrían la persecución y la violencia tanto de sus propietarios como de las milicias oficiales. El terror español era intolerante, opresivo y exterminador ante la rebelión de los esclavos.

En 1600 un africano fue secuestrado con su familia y fueron vendidos en la ciudad de Cartagena. Se trataba de Benkos Biohó, quien terminó fugándose en un acto de rebeldía contra la esclavitud.

Lo hizo acompañado de un grupo de fugitivos negros que consiguieron arcabuces y flechas y que en su huida asaltaron haciendas y robaron a los caminantes.

Así aseguraban recursos que les permitieron seguir hacia el sur y defenderse de la soldadesca española y de sus criminales perros que trataban de capturarlos nuevamente. Atravesando ciénagas y cruzando montañas, los cimarrones encontraron un terreno adecuado y allí Benkos Biohó fundó el Palenque de San Basilio y atrincheró a la población detrás de palizadas repartiendo las tierras entre sus compañeros de fuga.

San Basilio convirtió el nombre de Benkos Biohó (procedente de Guinea) en un símbolo de rebeldía que fieramente rechazaba la esclavitud. Benkos Biohó pudo haberse inspirado en la jerarquía de las tribus africanas para comandar sus acciones guerrilleras.

Benkos Biohó no fue un rey africano como algunos suponen. Muchos historiadores expertos en el tema de la esclavitud y la trata de esclavos en los siglos XVI, XVII y XVIII sostienen la imposibilidad de que un noble africano fuera vendido para el comercio europeo. Y mucho menos un rey. Benkos Biohó, a quien la gente de su palenque llamó "rey", y que así mismo fue citado en varios documentos históricos, obtuvo ese reconocimiento en la Provincia de Cartagena, por su valor y dote de gobernante y guerrero. Pero Benkos Biohó tuvo que recorrer un trayecto largo entre el hombre y el héroe/rey, que el que hubiera debido recorrer si en realidad originalmente hubiera sido un rey africano.

Cuatro años después de la fuga de Benkos Biohó de las galeras de Cartagena, las cédulas reales y las misivas de la Gobernación empiezan a citarlo y a los palenques de rebeldes negros que florecían en el ambiente Caribe. Algunos fueron arrasados pero surgían otros nuevos. Los palenques fueron constituidos por grupos de negros que se fugaban de los puertos de desembarque o de los navíos, de las haciendas, de las minas, de las casas donde hacían servidumbre doméstica y aún de las mismas galeras de trabajo forzado.

La historia de los palenques, durante casi trescientos años, constituye una estela epopéyica del negro (hombre y mujer) en el paso forzado desde el continente africano al "nuevo mundo" americano.

Su formación fue una estrategia de resistencia hacia la penosa esclavitud. Las descripciones más copiosas sobre los palenques son aquellas que hablan sobre las milicias españolas en el accionar de hostigamiento. También abundan descripciones de ahorcamientos y degollamientos de los cimarrones, de los lugares donde cortaron sus cabezas y de las plazas donde las exhibieron como escarnio público.

De tal manera que pensar que el Palenque de San Basilio, bajo el gobierno de Benkos Biohó, era un sitio de diversión donde los españoles iban a 'recrearse' de vez en cuando (libando trago y flirteando con las negras), como lo acaba de decir un connotado panelista recientemente en Ciénaga durante la celebración del Año Internacional de los Afrodescendientes, es, por decir lo menos, solemne imaginación que envilece el sangriento camino de liberación emprendido por los negros en la costa Caribe colombiana. Amén de ser una humillación para la mujer negra. No obstante, no hubo quien reclamara sobre el asunto.

El Palenque de La Matuna, encabezado por Biohó, se mantuvo desde su inicio en un estado beligerante. En 1602 al gobernador Gerónimo de Suazo, ante la muerte de cuatro españoles y la desaparición de otros, envió una milicia de treinta arcabuceros y un capitán que fueron repelidos. Entonces armó una segunda expedición con más de 250 hombres con tres capitanes.

Aunque de esta incursión el Gobernador informó al rey de España grandes éxitos, aduciendo que sus soldados le trajeron las cabezas de Domingo Biohó, como era conocido Benkos, y la de Lorencillo, su general, lo cierto es que los palenqueros se defendieron con las armas que tenían: lanzas, flechas, piedras y con algunos rifles que consiguieron en asaltos a ciertas estancias vecinas. Con todo, las milicias españolas regresaron a Cartagena con la noticia de que no había sido posible exterminarlos conforme la orden del Gobernador.