Próximas elecciones: cuidado no caigas en la trampa de los colores

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Escrito por:

Jorge García Fontalvo

Jorge García Fontalvo

Columna: Opinión

e-mail: jgarciaf007@hotmail.com



En días anteriores apreciamos en televisión como algunos seguidores de un movimiento político, el cual no voy a mencionar, se manifestaron en contra de los preparativos que la Alcaldesa encargada de Bogotá realizaba con el fin de inaugurar una de las pocas obras que se pudieron culminar, durante uno de los periodos de gobierno más controversiales de los últimos tiempos, en la capital del país. Como si los alcaldes, gobernadores, o presidentes llevaran a cabo este tipo de obras por pura filantropía, o si el desarrollo social y humano logrado por los pueblos fuese el resultado de la acción desprendida de los integrantes de un partido político u otro.

Que no nos engañen, en las próximas elecciones, con el truco de los colores. Colombia es de los colombianos de bien, no de los amañados e inescrupulosos que se resisten a acabar con las mentiras y el fraude, votemos a conciencia.

El desarrollo humano y social así como el progreso del país es el resultado de la sangre, sudor y lágrimas que millones de colombianos han derramado. Las obras que uno u otro alcalde finalizan durante su administración, hacen parte de los compromisos adquiridos con el pueblo que lo eligió y confió en ellos, y generalmente no es el resultado de su vocación de servir. Si esto último fuese así, no existiría tanta corrupción en Colombia.

Colombia ha sido construida por hombres valientes, honestos y emprendedores que han dejado atrás sus bienes más queridos y preciados para hacer de éste un mejor país. La Colombia que nos proponemos construir no responde al egoísmo que concentra el pensamiento político, ideológico, filosófico, económico o religioso particular. La Colombia que queremos construir, responde a la grandeza del pueblo colombiano. La Colombia que buscamos no es verde, ni azul y mucho menos roja o amarilla, la Colombia que queremos es sentimiento, grandeza y honestidad.

No podemos seguir este juego absurdo que nos obliga a jugar la corrupción, el clientelismo y la ambición. El hombre colombiano no se rinde ante la conveniencia de los corruptos, no. El hombre colombiano de hoy es sabio, inteligente y maduro y sabe que no es correcto vender su alma, en algún tipo de debate electoral, a los mercaderes de la injusticia, el fraude y el engaño. El hombre colombiano 2011 apunta hacia otros ideales más limpios y justos, y no permitirá que los engañadores de siempre continúen mutilando la honra y la dignidad de todos aquellos que aún mantienen la cabeza en alto y no han sido avergonzados. El compromiso es con el país y con su gente.

Al igual que no nacimos siendo unionistas, junioristas o seguidores del Santa Fe, tampoco nacimos siendo rojos, verdes, amarillos o azules. No votamos porque nuestras familias, o los amigos, son o han sido tradicionalmente liberales, conservadores, del partido Verde, del Polo, o de cualquier otro movimiento político, no. Votamos porque queremos hacer de este mundo un mundo mejor. Votamos con honestidad porque queremos heredar a nuestros hijos una Colombia más digna, justa y respetada.

El pasado vergonzoso ha quedado atrás, hoy votamos con honestidad porque el país nos pide y exige a gritos que lo liberemos de tanto engaño, fraude y corrupción. Votamos porque nuestros hijos nos exigen mayor compromiso y gallardía. Votamos honestamente, porque queremos derrotar a los tramposos y egoístas que han acabado con la riqueza del país y tienen a más de veinte millones de colombianos sumidos en la pobreza y la miseria. Votamos honestamente porque no queremos más engañadores dirigiendo a su acomodo y para su propio beneficio. Votamos porque es el tiempo justo para el cambio.

Colombia no tiene precio ni color, y no podemos permitir que los tramposos nos digan cómo debemos votar en las próximas elecciones. Colombia no pertenece a un movimiento político u otro, no. Colombia pertenece a los colombianos de bien que quieren un cambio. Colombia pertenece a tus hijos y a los míos. Colombia pertenece a los que sufren y a los que lloran, no a los que siempre te han hecho llorar. No caigamos otra vez en el juego de los corruptos. Juguemos por Colombia y para Colombia colombianos, y votemos con honestidad.