El más bacán de aquí

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Carlos Escobar de Andreis

Carlos Escobar de Andreis

Columna: Opinión

e-mail: calli51@hotmail.com


La mejor salsa y el piano de Daniel Moncada, el Monqui, ambientaban la fiesta en  el patio de Arte-Sanar, residencia-consultorio del cumplimentado, el brother Pacho Fadul.

De un lado a otro revoloteaban Hugo González (qepd) y Haroldo Martínez, Perro Pipo, contando a todos su última proeza: “…vamos a hacer el documental de la bacanería (…) Hugo, acaba de terminar una investigación de donde se sacó el guion de lo que será la mejor producción sobre este tema al que no se le ha dado la trascendencia debida…cómo la ves (…) estamos buscando los personajes y queremos que haya uno de cada ciudad de la costa (…) conoces a algún bacán de  Santa Marta, que nos pueda acompañar en esta aventura”, me requirieron.

Les dije: “…necesito solo diez minutos para decirles de quien se trata. Oliverio Del Villar es el propio”. No se diga más. Podemos hablar con él. Déjame y me comunico con alguien en Santa Marta para que nos diga dónde comunicarnos con él y ustedes le tiran la parla. De inmediato llamé a mi prima Ana María De Andreis y en cosa de nada tuvimos el número telefónico de la casa de Oliverio. Que hubo Oliverio, cómo estás. Mira te van a hablar Perro Pipo, samario, hijo de Otoniel Martínez y Hugo González que te quieren proponer algo que creo te puede interesar. Gracias Calli, pásamelos.

Se pusieron una cita, hablaron y volví a verlos en la premier del documental La Bacanería, un estilo de vida que se presentó en la sala de La Cinemateca del Caribe en Barranquilla. Aplauso cerrado. Los personajes no pudieron ser mejor escogidos. Oliverio Del Villar a la orilla del mar, gafas oscuras, camisa tropical, un habano y medio bigote por lo disperso apuntando que “la bacanería es un estado de ánimo donde se supone que todo lo que hay en torno tuyo es agradable, bueno, bonito, alegre”. O como lo diría el barranquillerisímo Nelson Pinedo: “…un modo ser en la vida alegre, elegante, simpático, optimista, desparpajado ante la adversidad, de enfrentar la vida como vine sin preocuparse por nada…”

Quien que conoce a Oliverio le puede negar la propiedad de tales atributos que carga con sobrados meritos por los lugares en lo que se despliega su andar sin que nadie pueda ignorarlo jamás, porque siempre tiene un mensaje grato y una voz de aliento para quienes se lo tropiezan a su paso. Los conoce por su nombre y apellido, los saluda como si los hubiese dejado de ver por años, una caja de música andante con altavoz, lenguaje ameno y formas de tratar de la esencia y el sabor costeño de los samarios: “…mira niña…la pobre…eres un encanto…como estás de hermosa, carajo y una veintena de gracejos que llegan al corazón de sus interlocutores.

“Pello me decepcionó”, me dijo la última vez que lo vi. “Imagínate, por mal de sus pecados me habló mal de Maduro. Cómo te parece. Pero es que el pobre no sabe que el problema de la salud en Venezuela es culpa de Trump que les prohibió a las multinacionales Pfizer, Merch, Amgem, Bayer, Roche y Abbot vender medicamentos a los venezolanos” (…) “ese monstruo, insano, actual Fuhrer del IV Reich yanqui que anda desatado tirando piedras por doquier en tanto el mundo teme por las terribles consecuencias que para la paz mundial pueda acarrear la insania de su peligrosidad”…refiriéndose a Trump como máximo exponente de la derecha que avanza en el mundo como un fantasma, a lo que un bacán tampoco renuncia, sus principios.