Génesis y Cristo José

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Carlos Escobar de Andreis

Carlos Escobar de Andreis

Columna: Opinión

e-mail: calli51@hotmail.com


Una historia en la vida de dos niños muy parecida en su fondo cruel y desalmado a la del cuento de los Hermanos Grimm, que todos conocemos como Hansel y Gretel. Génesis era una niña de nueve años nacida en una muy pobre ciudad del Departamento del Magdalena llamada Fundación. Cristo José tiene apenas cinco añitos y nació y se crió en una más pobre ciudad llamada el Carmen de Norte de Santander. A Génesis la mató su captor que, después de abusar de ella, la estranguló y la quemó. A Cristo José, hombres armados lo sacaron del aula de clases y hasta que escribo esta nota lo mantienen secuestrado.

Hansel y Gretel eran los hijos de un pobre leñador alemán, que un buen día la madrastra lo convence de abandonar a sus niños en el bosque, dado que ya no tenían con qué alimentarlos. Hansel oyó esto y se aprovisionó de piedras para marcar el camino que los conduce de regreso a casa. La madrastra insiste y los llevan al bosque profundo, pero como en esta ocasión no llevó piedras para marcar el camino si no pan, los pájaros comieron las migajas, borrando el rastro de regreso a casa y, se perdieron en el bosque hasta que una bruja malvada los encontró y los encerró para engórdalos y comérselos. Los hábiles Hansel y Gretel logran liberarse de la bruja incinerándola en la hornilla en la que ella los cocinaría, toman perlas y piedras preciosas y regresan a casa al reencuentro con su padre y, colorín colorado, todos vivieron felices y comieron perdices.

De la historia del leñador y sus dos hijos, la madrastra y la bruja malvada no se supo más nada Parece que en su momento pasó desapercibida, porque los Hermanos Grimm no dieron cuenta en su relato de medios informativos ni de redes sociales destilando morbosidades, ni de brigadas de linchamiento contra  abusadores, ni de tristezas demagógicas, falsas solidaridades y toda clase de maniqueísmos, de movilización de tropas y de helicópteros artillados, de declaraciones rabiosas e injuriosas de alto y bajo nivel, de jugosas recompensas, promesas de cárcel perpetua, pena de muerte y de encuestas con resultados silentes y dicientes, porque en 1812 cuando se publicó este cuento de hadas afortunadamente no existían esos especímenes. 

El mensaje de los Hermanos Grimm fue claro: los niños son demasiado  inteligentes y creativos, son audaces e ingeniosos porque son libres del acecho del miedo. Ni la oscuridad ni los peligros del bosque les impidió ser artistas, que en su afán por descubrir las realidades de su entorno -sugiere el texto- debieron  usar al máximo su imaginación, permitiéndose transformar hechos que les eran  adversos, nocivos y ajenos en verdades que les formarían una personalidad y un carácter con capacidad para resistir y sortear los embates de la vida cotidiana en una sociedad inmadura, desigual e injusta que ya había acumulado suficientes registros de descomposición.

Por su parte, a Génesis le fue negada la oportunidad de demostrar de lo que hubiese sido  capaz con las enseñanzas de sus padres y maestros y los conflictos que la vida le puso en su corto camino. A Cristo José, aún no sabemos. Hasta que regrese a casa. Porque pueda que inteligentemente con el encanto de su sonrisa convenza a sus captores que su libertad vale más que cualquier cifra de rescate. Génesis y Cristo José son el principio de un feroz cuestionamiento que la sociedad misma le hace al Estado colombiano que no brinda seguridad a sus niños, para que se pellizque y actúe.



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