Querella con final feliz

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Carlos Escobar de Andreis

Carlos Escobar de Andreis

Columna: Opinión

e-mail: calli51@hotmail.com


La sonrisa taimada de Fabio Manjarrez y la carcajada escueta de Francisco  García, unidas en un abrazo cómplice en primera página de todos los diarios lo dice todo: por fin la gobernadora Cotes suscribirá el inicio de la obra “doble calzada de El Rodadero” que la Secretaría de Planeación del Distrito TCH de Santa Marta objetó con insistencia en días pasados. Para quienes apenas llegan: se trata de la prolongación de la doble calzada Santa Marta-Ciénaga de la variante  que va sobre la carrera cuarta de El Rodadero, desde el sitio conocido como la bomba Zuca y el píe de la carretera de El Rodadero.

“No puede ser”, me dijo muy alterado y confundido uno de mis más fieles lectores, Osvaldo V., “…cómo es posible que un gobernador no puede invertir en obras de desarrollo en la capital de su departamento, no entiendo”. Le recordé que no son los tiempos de antes que al gobernador lo nombraba el presidente y a los alcaldes los nombraba el gobernador, después de sopesar con milimétrica puntería la votación de los dos partidos opcionados entonces, el liberal y el conservador. Ahora es distinto. Los gobernadores y alcaldes no son nombrados a dedo, los elegimos los ciudadanos y son autónomos, hasta cierto punto, en el manejo de sus territorios.

Pero, eso no significa que gobernador y alcalde ni siquiera puedan verse ni hablarse. No quiere decir que donde está el alcalde no va el gobernador, ni viceversa. Que era la sensación que trasmitían a sus electores los mandatarios del Magdalena y Santa Marta antes del amacice público del gerente de proyectos de Rosa y el Secretario de Planeación de Rafael, que todavía no sabemos si hace parte de un libreto pre electoral o efectivamente entendieron que en tiempos de paz no es bueno permanecer en guerra, aislados y repudiados por quienes pagamos las consecuencias de su desamor.            

Si lo primero, ya pasó el susto y la contrariedad que generó la perversa idea de que la obra no iba sin el visto bueno del alcalde (“…doble calzada debe hacerse por la vía correcta…iniciar la obra de la Carrera 4 en El Rodadero no sería legal…la Gobernación tiene que diseñar el proyecto completo que no está…Distrito regresa estudios de doble calzada de El Rodadero a Gobernación…etc.”) La obra va porque va. Es decir, gobernadora y alcalde cortarán la cinta y se tomarán la champaña del inicio nada más, porque para marzo de mitaca y octubre de elección de mandatarios locales y seccionales no estará terminada y le tocará a los entrantes del 2020 inaugurar con papayeras, si no se repite esta triste historia que lo único que dejó fue atraso.

Si lo segundo, sería muy provechoso que Santa Marta tuviera alcalde y gobernador, así sus enormes retos se asumirían con la suma de esfuerzos que harían sin duda más ligeras las cargas. Sin embargo, nos acostumbramos a que al decir y al actuar la gente -los gobernantes en este caso- solo piensa en su interés privado más mezquino, pero al mismo tiempo su comportamiento está, más que nunca condicionado por los instintos y las emociones de la masa. Paradójico. No priman el interés colectivo ni el bienestar general, sino la simpatía y los votos, pero para ellos también los dividendos económicos que puedan obtener y que una obra pública les pueda traer. Nos corresponde amigo Osvaldo V., saludar el gesto de los funcionarios y no hacer más cávalas. Solo insistir para que se extienda como “verdolaga en playa” y llegue a los presentes alcalde y gobernadora.