Impulsar la sociedad con dinámicas progresistas

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Escrito por:

Ramón Palacio Better

Ramón Palacio Better

Columna: Desde el Centro Azul

e-mail: ramonpalaciobetter@yahoo.com



Los programas nacionales para el Desarrollo Social y Económico Sustentable siempre han sido un compromiso del partido Conservador.

Colombia se ha desarrollado en democracia, sobre la base del programa político, económico y social que le trazó el partido Conservador desde su nacimiento en 1848. Nuestro partido ha desempeñado el papel protagónico de las transformaciones y reformas que han modernizado al país y que han permitido la construcción de una sociedad de oportunidades más igualitarias, mejor preparada y más exigente.

El país avanzó gracias a la propuesta original del partido Conservador, con un Estado Social llamado a proporcionar, salud, vivienda y educación a los estratos sociales de menores recursos, y a dinamizar el sector privado, con una economía vigorosa que debía ampliar los niveles de bienestar de la población, garantizando empleo y niveles adecuados de ingresos. Todo ello en el marco estable de la institucionalidad democrática.

Esas metas se expresaron en diversos e importantes logros en dotaciones de infraestructura, salud pública, masificación de la educación en todos sus niveles y agrícola, entre otros.

No obstante, se viene arrastrando, desde hace más de una década, severas limitaciones en el desarrollo económico, extensión crónica de la pobreza, improductividad creciente, déficits institucionales, culturales, educativos y tecno-científicos, una pesada deuda externa, contracción agroalimentaria y, especialmente en los últimos años, la extensión de un alto grado de descontento social.

En la Colombia de hoy, todos los proyectos, programas e instituciones, están sometidos a presiones de cambio y modernización centralista.

Toda la República está en crisis económica, social y política. La ineficiencia fiscal, la caída del producto interno bruto, el deterioro de los servicios públicos, la reducción del poder adquisitivo de los salarios, la inflación, el aumento de la pobreza, el drama medico asistencial y educativo, la inseguridad, el desempleo y el crecimiento de la economía informal, el narcotráfico, la guerra, la pérdida de confianza ciudadana en las instituciones públicas, la corrupción, en fin, el deterioro es sumamente grave y generalizado en la calidad de vida que llevamos, allí es verdaderamente donde esperamos actúen con especial eficacia los próximos gobernantes y legisladores regionales. Desde luego están obligados moralmente ante nuestros pueblos, a definir un nuevo programa para la recuperación social y económica de la región.

El modelo político de Estado democrático centralizado con una economía rentista, debe llegar a su fin, no soportamos en la primera década del siglo XXI, especialmente en las regiones del Caribe colombiano, que aún dependamos de maneras tan estrictas del imperante e injusto centralismo. La confianza en la democracia dependió durante mucho tiempo de su capacidad para saber distribuir beneficios.

Pero los beneficios de un tiempo se transformaron en privilegios y prerrogativas que ahora son generadores de pobreza, descontento, protestas y agotadores conflictos, cuyo final es y ha sido siempre la guerra que vivimos. La relación rentista entre el Estado y la sociedad colapso. Son modelos plenos de errores y desmedidos actos de planeación, con dudosos y equivocados resultados en sus proyecciones.

Lo que hoy observamos son ejemplos de estas transcendentales equivocaciones. La República de Colombia que de manera decisiva el partido Conservador contribuyó a construir, cambio sus parámetros; El partido quiere atender estos cambios y liderizar la superación de las dificultades actuales.

El rescate de la confianza en la democracia, requiere para ello de la reducción drástica de los desequilibrios sociales, del enfrentamiento decidido de la decadencia económica y de la reconstrucción de la autoridad, eficacia y legitimidad de las instituciones públicas.

El partido Conservador está compenetrado con las dinámicas progresistas que impulsan a la sociedad contemporánea. Queremos liderizar los procesos de transformación de la democracia colombiana, para ratificar nuestra vigencia como instrumento social y político de las demandas más avanzadas de Colombia, dentro de un exigente marco ético, que defina las conductas de liderazgo nacional.

Nos encontramos sumidos en una profunda crisis que sólo podemos superar en democracia, con la mente abierta a todas las ideas y sin sectarismos grupistas.

El rescate de la confianza en la democracia requiere de una visión de país para el futuro, un rumbo que permita orientar las esperanzas de los colombianos.

Por esta razón, debemos someter a consideración estas bases programáticas con visión de largo plazo, porque queremos una Colombia desarrollada económicamente y capacitada socialmente, a la punta de América Latina y abierta al mundo. Pero para lograrlo, tenemos que ser promotores del cambio.

Promotores de las urgentes reformas económicas, políticas y sociales de las que Colombia está urgida. Promotores de la ardua tarea de reformar el Estado para convertirlo en un Estado eficiente, con suficiente autoridad para estar al servicio de la gente; sólo un Estado refortalecido nos permitirá mantenernos en el marco simultaneo del desarrollo económico, la equidad social y la democracia política.

Enfrentar la decadencia económica y social implica comenzar por reconstruir la eficacia y autoridad de nuestras instituciones públicas.

Debemos enfrentar con una gran carga de inteligencia, voluntad y optimismo, el reto de poder hacer de la región Caribe de Colombia, una sociedad con instituciones sólidas respetables, con trabajos dignos para la seguridad de la familia, con proyectos sociales que ofrezcan educación y salud a la altura de las exigencias actuales y, sobre todo, una sociedad con un sentido de solidaridad y justicia hacia los más necesitados.

El reto de hoy es por una democracia efectiva, una democracia que garantice no sólo las más elementales libertades individuales, sino que abra cauces hacia el bienestar social y económico de todos los miembros de la gran e importante sociedad que habitan en la región Caribe de Colombia.



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