Elogio a la maleta

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Walter Pimienta Jiménez

Walter Pimienta Jiménez

Columna: Vainas mías

e-mail: walter53pimienta@hotmail.com


En la maleta  se funde el alma del  viajero  o  la  viajera, los  dos parecen  hacer  una misma  figura.

La  maleta habla de  una sola cosa, habla de  desplazamiento, que es lo mismo  que   de  trayecto. Hay  personas  que  llevan  su  vida en una maleta. Pocas  cosas llegan  tan lejos  como  una maleta. Los  del  éxodo  bíblico tendrían  rústicas  maletas  difíciles de cargar…serían  maletas  de mudanza  pobre, llevadas por quienes, animados por  guardar en sus  corazones la  idea funcional  de la  libertad,  de la segura   mano  de  Dios, buscaban  la  Tierra Prometida…

Simbólicamente, pareciera  que  cada uno  de nosotros  nace  con su  propia  maleta en la mano, pues  la  vida  es  un  viaje  y  ningún  viaje  se  hace sin ella: la maleta  de  la  ropa,  la  maleta  de  los  libros y  la maleta  de  los  recuerdos; todas ellas dispuestas para  la  hora  de  la  hora;  todas  ellas yendo y  viniendo de algún lugar  reciente…Tiene algo  de  poético  la maleta que  se  nos  hace  grande  y  pesada a lo largo del  camino, tan pesada que  nos sentaremos  a descansar  a  la  orilla de la senda y  nadie  nos  ayudara a cargarla  en esfuerzo  conjunto  no  porque  te  ignoren sino  porque  cada quien  lleva  la  suya…

Quizás nada  es  tan universal  como  la maleta en  todas  las  épocas… ellas  plasman nuestro nómada ancestro poco  sedentario,  conocen lugares, aeropuertos, estaciones, hoteles, puertos… y  son  las  más viejas   las  que   definen esto  que  así  dice: “por la maleta se conoce  al  viajero”…Y  son también   las  más  viejas   las  que conocen  nuestras angustias, esa angustia  de  no saber si con ella  llegamos a alguna parte viviendo la  prisa de  emprender   caminos  nuevos  y en el momento nos  damos  cuenta que  ya  casi  no  nos alcanza  el tiempo en  la angustia  de  nunca llegar en la prisa

Un  signo preponderante de todas  las épocas es la maleta, ella gurda la emoción de lo desconocido, lo estimulante   de lo por  saber, lo  transitorio  que  somos… ¿Qué  lleva una maleta en su  interior?...Lleva de todo: ilusiones,  emociones, vicisitudes, migraciones, tristezas, alegrías, sobresaltos y lo que no se le puede dejar a nadie…uno de los utensilios de la humanidad, es la maleta… Mire usted el mundo que le circunda y se dará cuenta que alguien lleva una maleta…

A veces, sin el viajero a quien pertenecen,  llegan misteriosas maletas a las estaciones; nadie conoce de quien son ni qué contienen, “superviven” y se desconoce si sus dueños desaparecieron y entonces no faltará quien especule que una de ellas,  era de un inmigrante húngaro, no, que  de  alemán…En algunas ciudades del mundo hay oficinas desde donde se reportan las maletas que nadie reclama y, en otras, son inútiles  los intentos que sus dueños  hagan por encontrarlas buscando el milagro de alguna información…el caso es que cualquiera  nos  dijo que está en  Santiago de Chile y al llegar a Chile,  y que de allí es posible la enviaran  a  Ciudad de México…Tengo entendido que en Francia existe una oficina donde se guardan, como en un museo,  las maletas que nunca llegan al destino  para  cual salieron  o  que  nadie reclama, testimonios de lo más personal pero sin dueños… presencias  sobrecogedoras de alguna historia, de alguna persona ausente, aroma y sentimientos de  lugares lejanos…

Pero también hay  maletas  que  no  viajan a lugar  alguno,  pertenecen  a quienes prefieren seguir donde están, que  no se atreven a dar  un paso… son maletas que  no salen a ninguna parte  en espera  de  un viaje  futuro   y que están  llenas  de   un equipaje emocional inherente  a un  indeciso que  la  mira  en  un  rincón de  su  pieza con  ideas de construir  una  nueva  vida, la  que desea, y  cuya   presencia le  dice  que  se puede ser feliz allá o en cualquier  lugar… metáfora que  le  transmite no dejar morir ese impulso que le  motive  a meter  en ella    sus sueños  porque todo  cabe  en ella, en su  pequeña  maleta…

Alguna vez, en una estación, vi amontonadas muchas maletas…tenían tanto por  recorrer si  el  camino  es  la  vida y  yo  seguí  con la mía porque es  verdad,  un  viaje  de  mil  millas  solo  comienza  con el  primer  paso…