Fundamentalismo religioso: intolerancia o fanatismo

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Escrito por:

Jorge García Fontalvo

Jorge García Fontalvo

Columna: Opinión

e-mail: jgarciaf007@hotmail.com



A finales del mes de marzo en un acto condenable, triste, carente de todo sentido de tolerancia y respeto por la dignidad humana, que transgrede el sentido de libertad y derecho que tiene cada persona de adorar a Dios como lo considere conveniente, el pastor de una congregación religiosa cristiana en Gainesville en el estado de Florida, Estados Unidos, quemó unos ejemplares del Corán y promovió el odio dañino y enfermizo de su mente en contra del Islam y su gente.

Como respuesta a este deplorable acto, el mundo fundamentalista islámico en Afganistán respondió con vehemencia, irracionalidad y alevosía criminal y asesinó a cuarenta y siete personas, entre ellos diez miembros de los cuerpos de paz de la Organización de las Naciones Unidas, en las ciudades de Mazarí Sharif y Kandahar. El fanatismo religioso sigue su marcha. ¿Cómo pueden catalogarse eventos de este tipo? Posiblemente como intolerancia o tal vez fanatismo desmedido.

A través de la historia son muchos los eventos de esta naturaleza que se han manifestado y que aún se manifiestan en todo el planeta. Desde los inicios de la civilización el hombre ha actuado en contra de su vecino por el simple hecho de que este o aquel no comparten su forma particular de pensar, o no pertenecen a su mismo credo religioso. Recordemos algunos de ellos:

Hace dos mil años la casta religiosa dominante de la época maltrató, humilló, golpeó, torturó y asesinó sin la más mínima consideración y sentido de respeto por el ser humano a aquel que no hizo nada diferente a predicar y manifestar el más puro amor por sus semejantes, Jesús. Después de la muerte del Maestro, el imperio romano y sus cómplices dedicaron todos sus esfuerzos a perseguir y masacrar en los valles, aldeas, ciudades y en las arenas del circo romano a toda persona que profesara cierto aprecio por sus enseñanzas.

En el 325 después de Cristo, Flavio Valerio Constantino convocó el primer concilio de Nicea y otorgó legitimidad al cristianismo. A partir de ese momento, fueron los fanatizados cristianos romanos quienes abundando en maldad, ira y venganza destruyeron, persiguieron y asesinaron a media humanidad. La historia continuó con su proceso cíclico de fanatismo y fundamentalismo religioso que tanto mal ha hecho al género humano.

Posterior a esto, el 31 de octubre de 1517 el monje agustino Martín Lutero proclama la reforma protestante que trae como consecuencia la división de la iglesia romana y con ello se da inicio a otra época de odios, rivalidades, atrocidades y de destrucción en los pueblos de Europa.

Hasta hoy esa guerra fratricida y egoísta ha continuado su camino fatal acabando con la vida de miles de personas en Irlanda e Inglaterra. Como respuesta a este coyuntural evento, la iglesia romana condenó a la tortura y a la muerte a miles de personas que no compartían sus ideales. Este hecho da inicio a uno de los periodos más sangrientos y oscuros de la historia de la humanidad, una verdadera cacería de brujas ordenada por el mal denominado "tribunal de la santa inquisición".

Millones de protestantes y judíos fueron masacrados en toda Europa, o enclaustrados en guetos por orden directa de los altos jerarcas de la iglesia católica de la época. El odio, el rencor, el resentimiento y la venganza, hoy, continúan su camino triunfal en todo el mundo. Durante los últimos dos mil años, millones de personas en todos los rincones del planeta han sido condenadas injustamente por causa de la religiosidad, la insensatez y la intolerancia. ¿Hasta cuándo el hombre continuará con esa ola de irracionalidad y maldad?