Arde la llama de los Bolivarianos

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Carlos Escobar de Andreis

Carlos Escobar de Andreis

Columna: Opinión

e-mail: calli51@hotmail.com


Lo que más quisiéramos los samarios es que Santa Marta quede re-bien como la sede que es de los XVIII Juegos Bolivarianos:
para que los deportistas y sus delegaciones sientan el gusto de estrenarse en escenarios que si cumplen los estándares internacionales; para que los aficionados de aquí y de allá se reconozcan a sí mismos en los nuevos espacios diseñados para la recreación y el deporte; para que durante los días de competencia reine la paz y la alegría en nuestro territorio, se limen las asperezas y se eliminen las divisiones y de esta manera, la ciudad sea el escenario ideal de nuestras realizaciones. 

Faltan escasos diez días para la inauguración, que esperamos sea de verdad un acontecimiento nacional, apoteósico, en el que los participantes desplieguen todo el entusiasmo anunciando sus triunfos. En el que los nativos tengamos el placer de mostrar a los foráneos las galas de un espectáculo del que nos apropiaremos orgullosos. Desde hoy mismo comenzarán a cortar las cintas que formalizan con bombos y platillos la entrega de cada una de las obras. Doce entregas y justo la última el día crucial en el Estadio de Bureche.     

No importan especulaciones ni comentarios adversos. Nunca antes en una obra pública se había trabajado hasta después de las nueve, me comentan. Lucen maravillosas, esperamos que cumplan su cometido. Hubo que meterle prisa para terminar a tiempo. La semana pasada todavía faltaba cerrar el canal de drenaje de la calle 20 que atraviesa el Polideportivo, probar la resistencia de los materiales, sembrar la ornamentación menor y plantar árboles, rellenar y pavimentar calzadas vehiculares y senderos peatonales, iluminar, señalizar, resanar, tomar detalles, sacar escombros, pintar, barrer, limpiar, embellecer. En fin, parecía mucho, pero finalmente se logró, para que ahora los curiosos acudan a corroborar si es cierta tanta belleza. Se llevarán tamaña sorpresa.

La romería incluye a deportistas de vieja data, periodistas, escolares, amas de casa, comerciantes, miembros de ligas y jugadores de diferentes disciplinas a quienes dedico esta columna por haberme trasmitido una inquietud de mucho peso: “…si queremos que dure, esto requiere mantenimiento”, especializado permanente. Exagerado si se quiere. Con capacidad para corregir los imperfectos causados por el uso ojalá frecuente. Porque además, deberá garantizarse el uso, para lo cual habrá que promover la creación de escuelas, clubes y ligas que organicen y lideren las transformaciones que demanda el deporte local de mediana y alta competencia, para que la producción de excelentes futbolistas, basquetbolistas, patinadores, atletas, fondistas, luchadores, ciclistas, nadadores, clavadistas y tenistas nunca se detenga.

Un mantenimiento adecuado a los escenarios deportivos a inaugurar, requiere la constitución de un ente público-privado no burocrático, con presupuesto propio y autonomía, que pueda contratar y manejar los servicios públicos, vigilancia, conservación de jardines y gramados, limpieza de espacio público libre y parqueaderos, reparaciones, utilización de canchas y promoción de eventos, entre otras actividades que garanticen su durabilidad.

Si los afanes no dejaron tiempo para pensar y sopesar una salida en esta materia, yo digo que aún nos alcanza. No ahora, pero sí una vez pasen los Juegos Bolivarianos. No aceptemos la premisa de los conformistas alegando que esto es mejor que lo que había, que se destruyó por falta de mantenimiento, “nos ganamos la sede sin un solo escenario en buen estado”, dicen, que si no son lo mejor, si los cuidamos como se debe y sin echarle más la culpa a la falta de cultura ciudadana, servirán para que el deporte florezca y le de vida a una juventud y una niñez ansiosas de jugársela por Santa Marta.