Ministra Yaneth Giha: ojo con el PAE

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Escrito por:

Cecilia Lopez Montaño

Cecilia Lopez Montaño

Columnista Invitada

e-mail: cecilia@cecilialopez.com



Hace algún tiempo, ocupo las primeras líneas de los medios de comunicación el escándalo con los recursos dedicados por el ministerio de educación, a la alimentación de los estudiantes de escuelas públicas.

Es decir, la ejecución del programa PAE. En ese momento quedo en evidencia el robo descarado que los contratistas de esos proyectos venían haciendo. Fotos de niños recibiendo unas porciones desbalanceadas, escazas, de mala calidad y, además, en sus manos. Además, se comprobó falta total de higiene mínima en la preparación de estos alimentos, sitios precarios y sin la refrigeración indispensable para garantizar la calidad de las porciones que recibían los alumnos de estas escuelas.

Como siempre, la región Caribe fue el foco central de esta perversa forma de enriquecerse contratistas y con seguridad también los políticos adueñados de la asignación de esos recursos públicos. También se identificaron fallas en otras regiones de manera que se ofreció al país una revisión eficiente de este importante programa social. Mucha bulla, algunos presos y punto. Pero como pasa con demasiada frecuencia en este país, seguramente algo se corrigió, pero en las zonas más deprimidas no ha pasado nada. Por ella señora ministra de educación, retome esta tarea porque las consecuencias son funestas. Una generación de niños pobres, no solo con una formación académica precaria sino también desnutridos.  Es decir, una política social estratificada que ahonda las desigualdades en Colombia.


Para comprobar lo anterior por favor, envíe unos funcionarios, porque seguramente usted vive muy ocupada, a que recorran lo que queda del rio Atrato y visiten algunos de los pocos municipios a la orilla de este rio.

 Primero, sus escuelas dan grima, nada que ver con los colegios públicos de las ciudades del país. Seis cientos alumnos que no siempre tienen maestros y que además cuando finalmente les asignan profesores, máximo tienen dos para darles clase a todos. Pero lo peor: su almuerzo es una pequeña porción de arroz con lentejas. Es decir, el PAE en estos pobres municipios no funciona y con seguridad ustedes saben muy bien quien se queda con los fondos públicos destinados a ayudar en algo a estos grupos de niños y adolescentes que viven en territorios dominados por mafiosos y bandidos, como el Clan de Golfo, el ELN, paramilitares, etc..

Por las inmensas consecuencias de esta grave falencia del programa PAE sobre el futuro de estas cohortes de menores de edad, señora ministra, retome la ejecución del PAE y mire lo que está sucediendo en los municipios más pobres de este país. Parte el alma pensar que lejos de mejorarles las oportunidades a los millones de pobres, lo que se sigue haciendo es enriqueciendo a unos perversos contratistas, sin alma, además, y manteniendo o agrandando las diferencias que hacen de Colombia uno de los países más desiguales del mundo.

En medio de los múltiples problemas que tiene que atender, mire con especial atención lo que está sucediendo con la educación y alimentación de los niños más pobres del país.

Todos merecen atención, pero concéntrese primero en los más necesitados a donde pocas veces llega realmente el Estado. Choco, el departamento más pobre del país, merece la prioridad en este tema. Realmente no hay derecho que además de todas las carencias, el Estado colombiano en vez de mejorarles su calidad de vida, les ofrezca atención igualmente pobre.

El caso del PAE debería servir para revisar el esquema de ‘operadores’ que se utiliza para la operación de los recursos destinados a la política pública. Sin duda, habrá algunos muy eficientes, pero también con seguridad la actuación poco transparente de muchos, puede explicar la inoperancia de muchos programas sociales. Tome ese liderazgo señora ministra de educación.