Ser madre hoy

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Cecilia Lopez Montaño

Cecilia Lopez Montaño

Columnista Invitada

e-mail: cecilia@cecilialopez.com



Nunca ha sido fácil ser mamá. Es, sin duda, lo más gratificante que puede hacer la mujer que ha decidido tener hijos, pero es una clara mezcla de grandes satisfacciones, de grandes preocupaciones, de grandes inquietudes, de grandes miedos y de mucho trabajo, no reconocido ni valorado.
Y este camino empieza con el embarazo, cuando es difícil que una futura madre no cavile con temor sobre la posibilidad de que su hijo o hija nazca sano, aunque se prepara para atenderlo si tiene dificultades. Pero así se le asegure que todo va bien, la espera del primer hijo genera la pregunta de si seremos capaces de desempeñarnos bien como mamás. Y esto ocurre así se cuente con una pareja feliz de ser padre, con una relación bien establecida y con la alegría compartida de empezar o aumentar la familia.

Sin embargo, hoy que la mujer tiene mayor capacidad de decidir, y cuando otras alternativas de vida son posibles, muchas enfrentan la crianza de sus hijos con padres ausentes. Ausentes en todo sentido, en términos de compartir las responsabilidades de preparar un bebé para ser un niño o niña feliz, un adolescente creativo y finalmente un adulto responsable, con grandes oportunidades para vivir y realizarse como persona; más que sus antepasados. Nada fácil, pero esta es una tarea que permanentemente realizan con éxito un poco más de una tercera parte de las mujeres colombianas.

Sin dejar de reconocer ni mucho menos los grandes sacrificios de nuestras madres y abuelas, debe aceptarse que hoy ser madre enfrenta a la mujer contemporánea a una serie de decisiones complejas, muchas de las cuales pueden competir con lo que aún, en esta sociedad patriarcal, se considera como labor exclusiva de las mujeres. Educarse es algo hoy natural para las jóvenes, así sepan que el camino del trabajo es duro y se enfrenta a numerosas dificultades, precisamente por ser mujer. Además es el sueño especialmente de aquellas mujeres que les ha tocado batallar solas, con pocos ingresos, para sacar a su familia adelante y luchan incansablemente para que sus hijos, especialmente  las niñas, no tengan que repetir su historia.

Combinar su trabajo remunerado con el rol de solo cuidadoras del hogar y la familia, es y seguirá siendo una carga muy dura, hasta que por fin el mundo acepte que ese trabajo no estimado o remunerado, tiene un gran valor económico. Más aún, hasta que este cuidado que pueden realizar terceras personas, sea asumido por el Estado, el mercado y los hombres de la familia, para que las madres, como los padres, puedan tener autonomía económica y compartir la tarea de sacar adelante sus familias.

Si esto no sucede, si el cuidado hoy asumido por las madres y otras mujeres sigue solo en sus hombros, todos esos programas para generarles ingresos, lo único que continuarán haciendo es agotarlas con horarios que duplican el trabajo de los hombres. O fracasa la estrategia, porque la prioridad son los hijos y la familia, o fracasa el programa de generación de ingresos por falta de tiempo y de energías. Así de sencillo.

Colombia ya sabe que ese trabajo del cuidado que pueden realizar terceras personas tiene un valor entre 19 y 20% del Producto Interno Bruto, más que cualquiera de las otras actividades productivas que se realizan en el país. Es hora de que la madre de hoy deje de enfrentarse sola a las labores tradicionalmente atribuidas exclusivamente a ella, sino que junto a los hombres se realice como individuos para el bien de sus hijos, de sus familias y del país.