Ojo con la responsabilidad política

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Escrito por:

Cecilia Lopez Montaño

Cecilia Lopez Montaño

Columnista Invitada

e-mail: cecilia@cecilialopez.com



A nadie sensato en este país le cabe hoy la posibilidad de negar que vivamos momentos críticos en nuestro país. Es la peor combinación posible: la posibilidad de hacer realidad el Acuerdo de Paz con las Farc y posiblemente con el ELN y acabar con este largo conflicto armado, o reiniciar la etapa dolorosa de la guerra. La ciudadanía, movida por un estudiantado colombiano, que ha reaccionado de una manera insólita y afortunada en este país de indiferentes, sí ha entendido la complejidad de la situación actual, la fragilidad de este período de transición. Sabe claramente que el tiempo se acaba y por ello sigue llenado las calles no solo de Bogotá sino de muchos municipios del país, pidiendo Acuerdo Ya. Se vive actualmente un tiempo ciudadano porque con pocas excepciones, muchos sectores del país están uniéndose a estas marchas impulsadas por los estudiantes.


Pero al mirar la evolución de los hechos de estas dos últimas semanas, cabe una pregunta crítica: ¿Tienen conciencia los líderes políticos de su responsabilidad ante el país? De todo se le puede acusar al Presidente Santos menos de que no está buscándole una salida rápida a esta crisis. Lleva una semana escuchando a quienes lideraron el No, con una paciencia infinita ante ideas vagas, algunas confusas, otras erradas y el grueso de ellas, claramente dilatorias. Para las vagas concreción; para las erradas o imposibles, aclaración y para las dilatorias la gran inquietud: ¿hasta cuándo puede esperar Colombia?

Precisamente para responder esta pregunta, es fundamental recordarles a quienes están dilatando alternativas de solución que están asumiendo un altísimo costo político. El país es consciente de por qué y por quién se están demorando las soluciones, y por ello el lema de las marchas ha sido “Acuerdo Ya”. Imposible dar un mensaje más claro por parte de estudiantes, indígenas, grupos afrodescendientes y organizaciones sociales, quienes tienen hoy la vocería de gran parte del país. Y cuando se tiene tan claro dónde está el freno, sus cabezas no pueden evadir el tener que rendir cuentas si por su posición se acaba con la posibilidad de aplicar el Acuerdo con las Farc.

Los políticos colombianos han pasado por su vida sin rendirle cuentas a nadie. Los costos de sus acciones los ha asumido el país sin que a los responsables de graves errores hayan pagado nada ni en términos de prestigio ni en términos económicos. Pero las cosas están cambiando para bien en nuestro país. La juventud tan indiferente a la vida política, con una actitud justificada de desprecio ante el deterioro de esta actividad, ha reaccionado y ha entendido que la paz es una decisión ciudadana y que son ellos los que empiezan a vivir, los que tendrán que manejar un país en conflicto armado permanente o en la construcción de la paz. Y serán ellos, los jóvenes colombianos, los que les obligarán a pagar un altísimo costo político a aquellos que claramente solo quieran posponer el Acuerdo para acabar con el enfrentamiento armado por razones de esa politiquería que tanto se empieza a rechazar.

Es inconcebible que se hayan tomado 15 días después de haber ganado el No, por escaso margen, para presentar propuestas, algunas de las cuales son verdaderas talanqueras para avanzar. ¿A esto le llaman responsabilidad política? Si esto no es dilatar, dilatar y dilatar, que preparen explicaciones para el país y para el mundo, si el conflicto armado se renueva. Su costo político que tiene nombres propios será inmenso. Ojo pues con el tema de la responsabilidad política, señores del No, especialmente el ex Presidente Uribe y su combo.


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