Ciénaga: notas electorales (6)

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Escrito por:

Carlos Payares González

Carlos Payares González

Columna: Pan y Vino

e-mail: carlospayaresgonzalez@hotmail.com



¿Cómo escoger un buen candidato a la Alcaldía o al Concejo Municipal de Ciénaga? El primer problema es que ninguno de los candidatos responde a las consultas internas de los partidos o de la comunidad que aspiran representar. Emergen como verdolagas a partir de sus aspiraciones personales o familiares o de pequeños grupos. De tal manera que en Ciénaga cualquiera puede ser candidato al cargo que desee para luego solicitar o "negociar" el aval de un partido o movimiento político.

Ocurre entonces todo lo contrario a la lógica democrática y a las normas de los partidos o movimientos políticos. Muchos candidatos ni siquiera profesan una ideología explícita. Otro tanto ve la manera de "hacerse a un billetico" para terminar de arreglar el frente de la casa. Por eso en cada cuadra aparece un candidato. Nadie sabe qué piensan. Y algunos son genuinos analfabetas políticos. De esta manera, contadas excepciones, principian en deuda con los electores: no se puede saber "qué tienen en la cabeza". Sin propuestas concretas se hacen impredecibles una vez acceden a los cargos públicos de elección popular. De esta manera, por desgracia, el destino de las comunidades queda sometido a este tipo de "ruletas humanas".

Sin embargo, algunas cosas pueden explorarse entre la lluvia de candidatos. La capacidad de liderazgo es una primera condición que debemos observar. De manera simple el liderazgo es la capacidad de conducción que tiene una persona o un partido ante un grupo tras la búsqueda de unas metas. El líder debe tener capacidad persuasiva basada en el conocimiento y en la acción. Los líderes creíbles son aquellos que hacen lo que dicen; y, dicen siempre lo que de verdad piensan. Sin conocer el entorno político, económico y social no es nada fácil ejercer liderazgo. Por eso en Ciénaga existen algunos concejales (también funcionarios) que no se les conoce la voz. No ejercen el control político establecido en las normas, por lo que también se hacen responsables de los entuertos cometidos por la Administración Municipal. No dicen nada. No hacen debates. No proponen nada. Hablan muy bajito. A cambio de algo aprueban lo solicitado por el señor Alcalde. Negocios son negocios.

Los candidatos sinceros expresan con claridad sus puntos de vista ante los electores y la comunidad. De esta forma inspiran confianza y respeto. Por lo que la honestidad es otra condición deseable en los candidatos, especialmente en un medio donde campea la desidia y la corrupción. Así no guste oírlo, Ciénaga sigue siendo uno de los municipios con mayor corrupción en Colombia. Buena parte del atraso y pobreza del municipio se explica por la existencia de funcionarios deshonestos e incompetentes y, a la vez, por la coexistencia de una justicia ineficaz para someterlos a los dictados de la Ley.

Decía Confucio que "Quien no ha sido capaz de organizar su casa, no puede pretender organizar las casas de los demás". Lo que quiere decir que debemos esculcar la vida privada y pública de quienes aspiran a representarnos en los cargos públicos, de tal manera que si se encuentran lunares lo más probable es que estos se hinchen bajo la función pública. Debemos aspirar, como electores, a que exista en los candidatos una correspondencia ética entre la vida personal, profesional e institucional. Ningún funcionario público puede darse el lujo de vivir varias vidas. De quitarse el sombrero cada vez que lo desee. Nadie puede ser un atrabiliario en la calle y luego un sabio ponderado en el gobierno. Quien es un desquiciado en lo privado lo será también en la función pública.

La forma como se aborda una campaña también es un elemento en consideración para evaluar a un candidato. Si no tiene un equipo que lo acompañe, si el candidato es quien sólo toma las decisiones, si es ineficiente e incompetente para responder a la dinámica electoral y a los problemas y necesidades de la comunidad, etc., lo será también en cuestiones del gobierno. La forma como organice o desorganice la "campaña" será la forma como gobernará. Nadie cambia de la noche a la mañana. Si su campaña es un desorden, el gobierno será otro desorden. Si comete fraude electoral, compra votos, ofrece puestos a cambio de votos, o algo que se le parezca, cuando gobierne incurrirá en los consabidos peculados, prevaricatos, cohechos, etc. Si anda con tunantes durante la campaña, en el gobierno, irredimiblemente, terminará rodeado de los mismos malhechores para esquilmar los bienes públicos municipales. Si llegase a ser el candidato o la candidata de una administración truculenta, llegará al gobierno para "taparle" toda clase de entuertos, para luego también cometer los mismos desafueros. Aquí cabe el viejo refrán que «Por la maleta se puede conocer al pasajero». El candidato o candidata que se encime sobre sus espaldas el bacalao de la corrupción no merece la confianza y respeto de los electores.



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